Entrevistamos a Clara Furió, quien se ha pasado el verano en Estados Unidos trabajando como miembro del staff de los campamentos de los Boy Scouts of America.

¡No os perdáis sus anécdotas!

Además, en breve publicaremos más entrevistas y relatos de otros scouts que han estado en tierras americanos viviendo una experiencia scout.

 

Me llamo Clara Furió, tengo 18 años y actualmente soy estudiante de Derecho+Ciencias Políticas en la UV.

Pertenezco al Grupo Scout Alezeya, de Massamagrell (Valencia), desde los 5 años, por lo que llevo ya el escultismo en la sangre.

Este verano he tenido la oportunidad de pasar 7 increíbles semanas en Camp Resolute cerca de la ciudad de Boston, Massachusetts, y de donde me he llevado bonitos recuerdos y gratos amigos.

¿Cómo ha sido la experiencia como staff en un campamento de los Boy Scouts of America?

La verdad es que sólo tengo cosas positivas que decir, ha sido un verano diferente a los anteriores pero totalmente increíble y especial, ya que he podido conocer de primera mano a los auténticos Boys Scouts que tanto vemos en las películas y aprender sobre la cultura estadounidense, además de mejorar mi inglés notablemente.

Todos los campamentos duraban una semana y comenzaban domingo y terminaban viernes, por lo que el sábado era nuestro día libre.

Cada fin de semana me alojaba en casa de un miembro del staff diferente, he podido disfrutar de la experiencia de visitar distintos lugares como Lexington, lugar donde comenzó la revolución americana, Boston, una de las universidades más importantes del mundo como Harvard y MIT y zonas muy turísticas que todo el mundo que vive en Massachusetts conoce, como Cape Cod.

Pero sin duda esta experiencia no habría sido la misma sin mi compañera y amiga Vanessa, procedente de Hong Kong, con la que conviví las 7 semanas que duró el campamento.

¿Cómo llegó a ti esta propuesta?

Descubrí este proyecto internacional en la página web de Scouts MSC justo el último día que podías solicitar la inscripción, así que pensé: por probar no pasa nada.

El responsable de asuntos internacionales de Scouts MSC me informó y rellené todos los documentos necesarios y los envié a Estados Unidos.

Finalmente, a principios de junio recibí un paquete con información sobre mi estancia y con una carta de felicitación explicándome que había sido aceptada en este programa internacional.

No sé si fue suerte o el destino pero nunca me arrepentí de enviar ese email.

¿Qué es lo que te llevó a participar en este proyecto?

Me gusta mucho viajar y conocer tradiciones y culturas nuevas.

Llevo viajando al extranjero en verano durante todos los meses de julio desde los 13 años, así que no era un problema para mí el hecho de estar fuera de casa durante unas semanas, me considero muy independiente y no tengo problema en viajar sola, pero el detonante de solicitar este proyecto fue la oportunidad de viajar por primera vez a los Estados Unidos, conocer en persona todas las celebraciones scouts como sus famosos «Camp fire» y, obviamente, poder mejorar la fluidez de mi inglés al igual que poder tener mi primer empleo como mayor de edad.

¡Todo un reto!

Has ido sola, ¿qué opinaban el resto de tu rama?

En cuanto conocieron la noticia se alegraron muchísimo por mí y me desearon mucha suerte.

Estuve en contacto con ellos durante toda mi estancia, para contarles como era la experiencia en Camp Resolute.

¿Son muy diferentes a nosotros los boy scouts of America? ¿Qué es lo que te ha sorprendido más y qué has aprendido de ellos?

En primer lugar, lo que más me impresionó fue la seriedad con la que se toman su uniforme y todos los actos como los «Colors», que aquí llamamos «Acto Comunitario».

También pude comprobar si era cierto eso de que los Boys Scouts y las Girls Scouts están separados.

Y como podemos comprobar en las películas americanas, sí es cierto.

Los Boys Scouts solamente están formados por niños de 11 a 18 años, antes de esta sección se encuentran los Cub Scouts, niños de 6 a 10 años donde sí que están juntos los niños y niñas.

También he de decir que es cierto el mito de que las Girls Scouts venden galletas,¡fue increíble poder probarlas!

Una de las cosas que más me impresionaron fue la normalidad con la que niños tan pequeños llevan una navaja, ¡todo el mundo tenía la suya propia!

Y en muchos talleres utilizaban material de carpintería como sierras, martillos, clavos… ¡Están hechos unos manitas!

¿Y de la cultura americana?

De la cultura americana sin duda lo que más me impresionó fue el amor y el respeto que le tienen hacia su bandera e himno.

En todos los actos comunitarios segundos antes de que sonara el himno americano tiraban un cañón (sí,sí de verdad, un cañón) y durante este mismo hacían el «Saludo Scout», es igual que el saludo militar pero en vez de que saludar con toda la mano pegada a la frente solo utilizan los dedos indice, corazón y anular, es decir el símbolo scout que todos usamos, sobretodo para pedir silencio.

¿Qué es lo que te ha resultado más difícil?

Una de las mayores dificultades que tuve al principio fue a lo que llamamos el «Listening».

Norte América tiene un acento totalmente diferente al británico, al igual que mucho de su vocabulario; yo llevo estudiando el inglés británico desde que era pequeña, como la mayoría de nosotros, por lo que me costó un poco adaptarme a su acento, pero para añadir más dificultad, el acento de los bostonianos es uno de los más cerrados y complicados de entender en comparación con el resto del territorio americano, por lo que si quieres solicitar el puesto en Camp Resolute ten en cuenta que tu nivel de inglés tiene que ser alto.

En segundo lugar, uno de los mayores problemas que tuve fue en adaptarme al horario de sus comidas, ya que solo tienen 3: el desayuno a las 7 de la mañana, la comida a las 12:15 del mediodía y la cena a las 17:30 de la tarde ( lo sé, ahora mismo estas pensando que a esa hora tú estas merendando).

El periodo entre comidas era de unas 5 horas y el de entre la cena y el desayuno de más de 15 por lo que tenía que comer en grandes cantidades si no quería pasar hambre.

Mi consejo es comprar algo de comida para entrehoras o traerte jamón al vacío de España que nunca viene mal tener a mano.

¿Cómo era el día a día allí?

Bueno pues todos los días nos levantábamos a las 7, seguidamente desayunábamos y a las 8:45 era los «colors» ( el acto comunitario); a las 9h comenzaban las actividades y a las 11:45 terminaban.

Habían tres talleres por la mañana de 45 minutos y dos por la tarde, de 14:30 a 16:00.

La primera semana estuve como socorrista, puesto que había un enorme lago donde los niños realizaban las actividades; las semanas restantes estuve formando parte del staff de «Arts and Crafts» enseñando música, fotografía, cinematografía, etc.

El objetivo de estos talleres y actividades es que los niños consigan al final de la semana su «meritbadge», una especie de parches que se van pegando en una banda y tienen que coleccionar.

Después de cenar comenzaba la actividad de la noche, como juegos de agua, campeonatos de triatlón con relevos etc. y los miércoles había la noche temática y se realizaba un juego entre patrullas basado en «Los Juegos del Hambre».

Estas activiades terminaban sobre las 20:30 y a partir de esta hora los staffs teníamos tiempo libre hasta cuando nos fuéramos a dormir.

¿Qué tal la convivencia con el resto de staff?

La convivencia fue muy buena, la mayoría de los miembros del staff dormíamos en cabañas de madera donde yo compartí habitación con Vanessa, mi amiga de Hong Kong, y dos chicas americanas más.

Todos se preocupaban mucho por si necesitaba cualquier cosa, si me sentía a gusto etc., al igual que con sus familias: en las casas que estuve siempre fui muy bien recibida y acogida, son gente maravillosa que te abre las puerta de su casa sin ningún problema.

¿Alguna anécdota a destacar, del tipo que sea?

Tengo muy buenos recuerdos, pero uno de los mejores fue el enseñarle a Vanessa a cantar la famosa canción popular española que todo el mundo conocemos: «La Ramona Pechugona».

Como anécdota os puedo contar que casi pierdo el vuelo a España el último día cuando hice escala en Munich.

¡Me confié demasiado y cuando me di cuenta me estaban llamando por el altavoz del aeropuerto para que fuera a embarcar!

Finalmente, tras un rápido maratón cargada de mochilas, logré llegar a la puerta de embarque, pero eso sí, llego 2 minutos más tarde y me quedo esperando el próximo vuelo allí.

Así que cuando viajéis solos, ¡estad al tanto!

¡Anima a otros scouts a participar en un proyecto como éste!

Es una oportunidad única e irrepetible y lo mejor de todo es que lo tenéis al alcance de vuestra mano.

Es todo un honor poder llevar más allá de las fronteras el sello de Scouts MSC y darnos a conocer al otro lado del Atlántico.