El futuro de la Unión Europea como unión política representativa de sus ciudadanos plantea una seria de cuestiones de gran importancia que deben ser abordadas con la mayor de las celeridades: ¿qué UE queremos seguir construyendo para que garantice los valores y derechos sobre los que se asienta desde su creación?, ¿cómo puede asegurar la convivencia intercultural y ser un ejemplo para el mundo?, y también, ¿cómo compatibilizar esto con su progresiva ampliación?
Los recurrentes problemas de intolerancia y racismo así como el empobrecimiento de los más vulnerables, agravado actualmente por la crisis económica mundial, representan problemas que hay que afrontar con una buena interacción entre las distintas culturas y con el desarrollo del sentido de la responsabilidad individual por parte de cada ciudadano para que los valores de solidaridad y justicia social sean una realidad.
Por lo tanto, la participación y la ciudadanía activa estarán presentes transversalmente en dos temas principales: el entendimiento y la integración entre las distintas culturas presentes en Europa, y la consolidación del Estado de Derecho y de Bienestar como garante de la igualdad de oportunidades, de la justicia social y del respeto de los Derechos Humanos.