El pasado mes de julio, los presidentes de los ocho países más ricos del mundo anunciaron, a bombo y platillo, que destinarían 20.000 millones de euros a la lucha contra el hambre en el mundo.

Medio año después, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, ha denunciado que no ha visto “ni un céntimo” de la ayuda prometida.

El último informe de la FAO alerta del riesgo que se repita la crisis alimentaria de 2007 y 2008. Hemos hablado con Natalia Anguera, delegada en Cataluña de Acción contra el Hambre, para que nos dé 5 claves para entender el hambre en el mundo y 5 claves para pasar a la acción.

5 claves para entender el hambre en el mundo, según Natalia Anguera

  1.  Las cifras del hambre. 1.020 millones de personas sufren las consecuencias del hambre; 60 millones de niños y niñas menores de cinco años sufren las consecuencias físicas de la desnutrición aguda; y 5 millones de niños y niñas menores de cinco años mueren cada año debido a la pandemia del hambre.
  2. El hambre no es una fatalidad, y se puede evitar. La pobreza, la discriminación de la mujer, o las políticas comerciales injustas son algunos de los factores que debilitan la estructura social, económica y medioambiental de un país, reduciendo la capacidad de actuación ante la pandemia del hambre. En este contexto, factores desencadenantes como guerras o desastres naturales aumentan peligrosamente el riesgo de desnutrición. El informe sobre sida y hambre de Hunger Watch, permite profundizar en este tema
  3. Tipo de desnutrición:

La desnutrición crónica retrasa el desarrollo. En niños y adolescentes en fase de crecimiento, el cuerpo responde retrasando el crecimiento en relación al peso y la talla. Este tipo de desnutrición es característica en Centroamérica, especialmente en la zona conocida como el Corredor Seco.

La d esnutrición aguda es el resultado físico de la falta de alimentos o de una dieta inadecuada, provocando un mal funcionamiento de los órganos vitales. El cuerpo comienza a consumir su propia carne en busca de los nutrientes y la energía que necesita para sobrevivir, provocando la desintegración de los músculos y las reservas de grasa. El cuerpo y el sistema inmunológico se debilitan, aumentando considerablemente la posibilidad de contraer enfermedades. La desnutrición aguda puede llevar a la muerte.


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