1. Te ayuda a ser ordenado

Si no lo eres ni tú ni el resto de compañeros, la tienda es un drama, ¡esto se hunde!

Ya sea por cuestión de supervivencia, o eres ordenado o eres ordenado: botas fuera la tienda, mochilas todas bien puestas en los pies, el saco encima de su aislante, el pijama dentro del saco, la ropa sucia en la bolsa de la ropa sucia, la ropa del día dentro de la funda del saco de dormir…

¿Qué estrategias utilizáis?

2. Creas amistades más fuertes con tus compañeros de tienda

La noche es un buen momento para reflexionar y hacer confidencias.

¿Cuántas veces habremos buscado la complicidad del compañero de al lado para compartir ese tema que nos chirría en la cabeza y no nos deja dormir?

3. Te relaja

Estás lejos de wifis, tomas de electricidad, el ruido de la nevera o de la lavadora…

Lo único que puedes escuchar y sentir es la naturaleza, el arroyo que pasa unos metros más allá, el cantar de los pájaros por la mañana y de los grillos por la noche, el aire pasando entre el toldo de la tienda, los pasos silenciosos de tu compañero que ya se ha despertado…

4. Hay sitios para todos los gustos

¿Eres más de dormir en la punta (y así no agobiarte, sentir el fresquito de la tela de la tienda…) o en el medio (para sentir el calorcito de tus compañeros y no tener miedo de que un zorro te ataque por la esquina de la tienda)?

5. Te permite dormir a sitios especiales

¿Habéis visto un hotel en medio de la nada donde no llega ningún camino que supere el metro de ancho?

¿O al lado de un lago?

¿O en el rincón más silencioso y menos iluminado del mundo?

Llevar una tienda es como llevar la llave secreta del paraíso.