Marzo de 1938, varios aviones bombardean la ciudad de Barcelona.

En tierra se encuentra Antoni Ferré, un niño de once años que está huyendo de la ciudad. Un obús cae muy cerca de él, derriba un árbol.

La imagen se queda grabada en la retina del pequeño que días más tarde retrata su recuerdo en un dibujo.

“Los niños no llevaron el día de su evacuación máquinas fotográficas, sino simplemente sus recuerdos y difícilmente se les escapan aspectos vistos”, afirma el profesor de Psicología Evolutiva José Antonio Gallardo, autor de El dibujo infantil de la evacuación durante la Guerra Civil española (1936-1939).

El libro recoge 142 diseños de 88 pequeños de entre seis y 14 años del bando republicano.

 

El dibujo como terapia

Debido a los bombardeos y a las ofensivas continuas, los mandatarios republicanos diseñaron un protocolo de evacuación infantil hacia zonas alejadas de los frentes de combate.

Según explica el profesor, 37.487 hijos de republicanos abandonaron España buscando cobijo en países como Francia, Bélgica, Inglaterra o la Unión Soviética.

De forma paralela a estas evacuaciones hubo otras en territorio español con dirección hacia el centro y al Mediterráneo, hacia zonas republicanas.

En estas colonias los niños se reponían física y psicológicamente del trauma vivido: les daban de comer, jugaban, estudiaban…

Y “el dibujo se utilizó como un instrumento proyectivo que reflejaba el trauma de la guerra que traían los niños a las residencias”.

Así, los maestros inducían en ocasiones a los alumnos con enunciados como: “Dibuja cómo era España antes de la guerra, dibuja lo que te ha pasado durante la guerra o cómo quedará España después de la victoria de las fuerzas leales a la República”, apunta el profesor de psicología aunque recuerda que los escolares “también hicieron dibujos por propia iniciativa”.

 

¿Dónde estaban estos dibujos?

De los 142 diseños que recoge el manual, una serie de 35 se conservan en la Biblioteca Nacional de España, pero la mayor parte proceden de las universidades estadounidenses de Columbia (Nueva York), 46 de ellos, y de la de California (San Diego), otros 41.

Sin embargo, y pese a que ha tratado de dar con alguno de ellos, Gallardo lamenta la imposibilidad de hallar dibujos realizados por los hijos del bando franquista.

“No he encontrado en las diversas instituciones españolas existentes a lo largo y ancho del territorio nacional”, lamenta.

“Su existencia hubiera enriquecido nuestra investigación si los niños hubieran dibujado los diversos bombardeos llevados a cabo por los republicanos a Cabra (el Guernica andaluz), Ceuta, Zaragoza, etc”.

 

¿Por qué hacer un libro de esto?

La idea de la creación del libro, que ha recibido el premio a la mejor monografía en el área de Ciencias Humanas y Sociales de la UNE (Unión de Editoriales Universitarias Españolas), surgió cuando el profesor de psicología descubrió el manual Deportación: el horror de los campos de concentración, publicado en 1969.

En el mismo se recogía una serie de dibujos realizados por los niños judíos cuando estuvieron internados en los campos de concentración nazis.

“¿Existen dibujos realizados por los niños españoles hechos durante la Guerra Civil?”, se preguntó en ese momento Gallardo, que no cesó en su empeño hasta que dio con ellos y los recogió en el manual.

“Todos los dibujos son verdaderas obras de arte, tan importantes o quizás más que cualquier cuadro realizado por Picasso o Miró”, apunta el profesor.

“Son insustituibles e irrepetibles (…) el dibujo que haga cualquier niño es único a nivel mundial y es un tesoro que los padres hoy deben guardar y valorar cuando se los entregan sus hijos”.

 

En este enlace podéis ver los dibujos en grande.

Vía La información