Verano, campamentos, aventuras scouts… y mosquitos, quemaduras de sol, resfriados y derivados.

No deberíais permitir que un descuido tenga unas consecuencias fatales que impidan que disfrutéis de un campamento además de divertido, saludable.

Aquí van algunas de los percances más comunes y posibles prevenciones y tratamientos.

Picaduras (¡o mordeduras!) de insectos. Es lo que tiene estar en contacto con la naturaleza las 24 horas del día. Aunque no nos lo parezca, no somos los únicos habitantes del terreno de acampada. Por pequeños que sean, ¡los mosquitos existen!

Si os pica un mosquito, procurad no rascaros porque os podéis provocar una herida y que se infecte.

A menudo, con un poco de paciencia y diversión os olvidáis de la picadura. Pero si el picor es realmente insoportable, en las farmacias hay varias cremas que os lo pueden aliviar.

Si sois alérgicos y la cosa se complica, igual será necesaria una visita al médico.

Claro que siempre es recomendable usar un buen repelente y/o manga larga para no dejar nuestra suculenta piel a la vista de los hambrientos insectos, especialmente si os encontráis en zonas pantanosas.

Quemaduras por el sol. A ver, ¿quién no se ha enterado de que, en verano, la Tierra está más cerca que nunca del Sol y que sus rayos son muy peligrosos para nuestra piel?

Está claro que ante esto, lo único válido es la prevención: buscad refugios en la sombra en los momentos en que los rayos de sol son más verticales (de 12h a 16h, más o menos) y untaos de crema como si os quisieseis parecer a un pastel de nata.

En caso de que hagáis caso omiso a estas medidas y «¡oh! ¡quemadura al tanto!», lo mejor es aplicar paños humedecidos con agua no excesivamente fría para aliviar el dolor.

Y si antes no os habéis untado con crema solar, ahora no os libraréis de embadurnaos, aunque esta vez con la loción after-sun.

Prohibido rascarse, eso irritaría vuestra piel.

Nota para los más presumidos que quieren lucir moreno: ¡la piel quemada no se vuelve morena!

Problemas estomacales. No dudamos de vuestras habilidades culinarias, pero es muy frecuente que en campamentos, debido al cambio de los hábitos alimentarios y al agua, se nos descontrole la flora intestinal.

Siempre hay el típico con diarrea y el que padece de estreñimiento.

En caso de diarrea, es importante beber agua para no deshidratarse y adaptar la dieta. El arroz es el producto estrella en estos casos, normalmente acompañado de un fármaco que también nos ayudará.

Si lo que te pasa es el contrario… paciencia. Aquí los remedios de la abuela son infinitos: una cucharada de aceite al despertar, comer alimentos con mucha fibra, infusiones varias…

Los masajes en la parte abdominal también son una buena opción porque activan el movimiento de nuestros intestinos.

En cualquiera de estos casos tenéis que valorar el alcance de los síntomas. Consultad siempre a un farmacéutico o a un médico si la cosa no mejora.

Y recordad que la mejor curación, es la prevención.