Para los larguísimos viajes en tren o autocar.

Para las interminables reuniones que nos dejan con un insufrible dolor de cervicales.

Para las largas noches preparando actividades.

Os presentamos un cojín, que a parte de darnos un ‘look’ a lo Neil Armstrong en su llegada a la luna, nos puede ser de gran utilidad.

Si no os lo creéis, mirad la foto que acompaña este texto.