La función principal del refugio es protegernos de los peligros de medio ambiente.
Un calor extremo puede producir un síncope o un golpe de calor.
Por el contrario, el exceso de frío produce hipotermias y congelaciones.
En las zonas pantanosas nos pueden devorar los mosquitos y si nos calamos hasta los huesos mientras dormimos podemos coger una pulmonía, aparte de la incomodidad, la ausencia de descanso y el golpe contra nuestra moral que esto supone.
Un buen refugio, además de protegernos de los elementos anteriores, proporciona comodidad, seguridad y firmeza psicológica.
El tipo de refugio que construyamos dependerá de nuestras necesidades, del tiempo que vamos a permanecer en ese lugar y de las herramientas de las que dispongamos.
Siempre deberíamos incluir en nuestro equipaje al menos una buena navaja, un cuchillo de monte y una lámina de plástico de 2×2 metros o similar que ocupa y pesa poco y nos proporciona un techo impermeable.
Si el peso no importa, también podemos incluir un hacha pequeña o un machete.
A continuación os mostramos una lista de los refugios improvisados más comunes:
- Refugio con una lámina de plástico
Si disponemos de una lámina de plástico suficientemente grande podemos improvisar un refugio tendiendo una cuerda entre dos árboles y colocando la lámina como una tienda de campaña clásica.
En los extremos envolveremos unas piedras que luego sujetaremos con unas korquillas de madera o las anudaremos y las afirmaremos con cuerdas y piquetas improvisadas con unos palos de madera resistente.
- Refugio con un bote
Un bote salvavidas vuelto del revés y elevado por un lateral con ayuda de unos palos constituye un refugio excelente.
- Cobertizo
Es probablemente el más clásico de los refugios de supervivencia.
Utiliza un armazón de madera, pero si utilizamos uno o dos árboles como columnas nos ahorraremos mucho trabajo y el refugio ganará en solidez.
El techo lo cubriremos de materia vegetal.
En algunas zonas es fácil encontrar grandes hojas con las que construir un techo impermeable ensamblándolas a modo de tejas.
También se pueden improvisar tejas con trozos de corteza.
Si no, un techo de hierba seca y paja, si es lo suficientemente grueso, también nos proporciona cierta impermeabilidad.
- Soporte de ramas en forma de A
Es otro refugio clásico y que ofrece mayor abrigo que el cobertizo.
Se construye con un armazón de palos que adoptan la forma de una tienda de campaña canadiense tradicional o de una A.
Se cubre con una capa de hojas grandes a modo de tejas y por encima de estas una capa de hierba, hojarasca, ramas que no perforen las tejas para evitar que el viento nos levante el techo.
- Refugio de tronco
Únicamente apropiado para pasar cortos periodos de tiempo porque no suele ser muy cómodo, a no ser que el tronco posea un gran diámetro.
Consiste en un sencillo cobertizo que se realiza apoyando una serie de ramas sobre un tronco caído y cubriéndolas con los materiales indicados anteriormente.
Vía Weche auka y TodoSupervivencia