Nos hemos querido hacer los valientes y hemos programado una excursión de 40 km saliendo del campamento a las cinco de la tarde.
Nos ha pillado una tormenta épica y no podemos regresar a nuestro refugio.
Hemos sufrido un pequeño accidente que nos impide movernos.
O simplemente, queremos dormir bajo las estrellas.
Sea cuál sea nuestro caso, para hacer un vivac necesitamos 1) buen material y 2) conocimiento.
El vivac como la práctica de dormir al aire libre, sin un refugio y, generalmente (o al menos en sus orígenes), hecho de forma improvisada y no deseada.
No está de más llevar en la mochila una manta térmica o, aún mejor, una bolsa de vivac, confeccionadas de tal forma que nos aíslan del frío, agua y aire.
De hecho, es más que recomendable, casi obligatorio, llevar este equipo con nosotros cada vez que salimos a la montaña.
Si somos tan chorlitos que se nos ha olvidado, consciente o inconscientemente, el equipo, el plan B es usar más que nunca nuestro sentido común.
Debemos buscar un sitio apropiado para pasar la noche.
Esto es un lugar seco, protegido del viento y que no sea una vía de caída de piedra, agua o fácilmente inundable.
Siempre es preferible encontrar un sitio en el que podamos estar estirados, así ahorramos energía y hasta podremos dormir un rato.
En caso de que, además de perdidos estamos hasta el gorro de nieve, es mejor estar bajo ella y no arriba, expuestos al frío y al viento.
Encontrarnos una cueva es lo mejor que nos puede pasar, pues dentro la diferencia térmica puede ser de hasta veinte grados.
Sin embargo, la clave es la cuestión psicológica.
Mantener un buen estado de ánimo no sólo hará la noche más llevadera sino que nos permitirá no perder el autocontrol en una situación conflictiva y responder mejor a las dificultades.
En cualquier caso, cuando salimos a la montaña, siempre tenemos que contemplar la posibilidad de tener que acabar la jornada con un vivac.
Nunca está de más llevar alimentos, agua, abrigo, ropa para poder cambiarnos…
Así que ya sabéis, dejad un hueco en la mochila para todo este equipo y… ¡prudencia!
¡Ah! Y no está de más recordar aquello de «un scout sonríe y canta ante las dificultades»
Vía al borde y foto G.S. Sayela