Como bien sabréis -porque seguro que ya lo habéis leído en la página de la Luz de la Paz de Belén– desde el año 1986 que los scouts repartimos Paz, Amor y Esperanza.

Desde entonces, cada año, un scout o guía austríaco viaja hasta la Cueva del Nacimiento de Jesús a recoger la Luz.

Este año, la ‘Friedenslichtkind’, es decir, la guía encargada de viajar a Belén, fue Christina.

Ya de regreso en Viena, tuvo lugar la celebración ecuménica mediante la cual la Luz se multiplicó para, así, poder llegar a todos los rincones del planeta.

Se reunieron en Viena más de 20 asociaciones scouts de Europa y América para recibir la Luz de la Paz de la mano de Christina.

Y ahora, mientras estáis leyendo estas líneas, la Luz ya ilumina muchos hogares, hospitales, residencias…

Gracias a Unai, Fernando, Josune e Iñigo, nuestros representantes en Viena y quienes, tras unas cuantas largas horas en coche, nos trajeron la Luz de la Paz.

Es por eso que la Luz de la Paz de Belén, pequeña y frágil pero a la vez fuerte y resistente, es un intenso símbolo para todos nosotros porque lleva nuestros mensajes a los más lejanos rincones del mundo.

Vía EuroScoutInfo