Así dicho en frío es posible que no os diga nada esta expresión, que os suene a un concepto un tanto hippy.

Pero tras aproximarnos a la idea que subyace en él, veremos que hay multitud de ejemplos de consumo colaborativos que nos rodean, de como se trata de una tendencia al alza, impulsada por importantes cambios sociales.

  • ¿Utilizáis el un sistema de bicicleta compartida en vuestra ciudad? (Bicing en Barcelona, por ejemplo)
  • ¿Ya no os descargáis MP3 ya que usáis Spotify o Grooveshark?
  • ¿Algún conocido os ha comentado que ha utilizado el car-sharing o car-pooling para una escapada de fin de semana?
  • ¿Habéis oído hablar del Couchsurfing o Airbnb?
  • … estáis observando en primera persona el consumo colaborativo.

El consumo colaborativo vendría a ser un modelo económico basado en el intercambio, en el alquiler, en el uso compartido, en el préstamo, en la recomercialización o en la donación.

El modelo del consumo colaborativo apuesta por un uso más intensivo de los bienes y recursos, por que accedan a los mismos un mayor número de personas, a un menor coste y ajustándolo a las necesidades de cada cual.

Sin duda, su extensión puede ayudar a la configuración de un nuevo tipo de consumo más sostenible, que permita un uso más eficiente de los recursos limitados y que palie problemas medioambientales y sociales.

Vía Consumo Colaborativo y Actibva