Todavía no sé qué aumento me supondrá el pertenecer al ‘Club de la pastilla mañanera’, que ya me lo dirán dentro de unos días en la farmacia.
Ni si para el próximo curso me van a recortar más mi sueldo de profesor de Religión, que debemos ser los únicos profesores que ‘laboramos’ porque somos personal laboral de la Junta.
Pues señor, la Junta ha recortado también la mayor parte de las subvenciones que asignaba a los scouts.
El Escultismo católico (MSC), el pluriconfesional (ASDE) y los grupos scouts independientes llevan en nuestra región más de cincuenta años intentando formar buenos ciudadanos y, en su caso, buenos cristianos.
¿Cincuenta mil en este tiempo?
De estos grupos scouts han surgido políticos, catequistas, sindicalistas, sacerdotes, agentes sociales, catedráticos de Universidad, vocaciones medioambientales, sanitarias, policiales, pedagógicas.
Todas encaminadas a ‘dejar este mundo un poco mejor de como nos lo habíamos encontrado’, como propuso Baden Powell, el fundador, en su testamento espiritual.
Monitores y directivos, todos voluntarios, han regalado su tiempo al servicio de la sociedad, horas por un tubo, siempre gratuitamente.
Durante treinta años las autoridades autonómicas vieron que ese trabajo favorecía el bien común y por eso subvencionaban al movimiento scout para que pudiese mantener una mínima estructura organizativa.
Ahora, la tijera ha recortado esta ayuda oficial.
La crisis y los recortes provocarán, posiblemente, que algunos grupos scouts desaparezcan, pero tienen también un lado positivo: hemos dependido demasiado de las subvenciones públicas.
Hora es de pasar a la autofinanciación para que, cuando vuelvan la bonanza económica y las subvenciones, el escultismo no dependa de decisiones partidistas y pueda seguir siendo, con libertad, político, es decir, pueda servir a la polis, a la ciudad, a la Iglesia, a la comunidad.
Es una buena ocasión para purificar y revisar nuestra misión, potenciar la dimensión utópica, espiritual y testimoniar con el compromiso unos valores a prueba de ciclos económicos y decisiones políticas.
Antonio Matilla, sacerdote.
Consiliario General del Movimiento Scout Católico