Tenemos claro que las actividades de educación en el tiempo libre son momentos de extraordinaria intensidad educativa.
Entre otras cosas, porque garantizamos el desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social de una forma libre, integral y natural.
Al mismo tiempo, potenciamos las capacidades de aprendizaje y promovemos un bienestar físico, psicológico y social.
Además, también nos formamos para relacionarnos y expresar nuestros sentimientos a partir del respeto mútuo, la propia autonomía y la libertad.
Es por eso que durante la preparación y realización de las actividades es muy importante cuidar los derechos de los menores participantes, evitando especialmente:
- Cualquier forma de exclusión o discriminación por razón de raza, sexo, idioma, religión, opinión, posición económica, salud…
- Cualquier forma de maltrato físico o psicológico.
- La participación en cualquier tarea que pueda resultar peligrosa
- Cualquier forma de negligencia en la atención física, sanitaria o educativa.
- Las condiciones de trabajo peligrosas.
Sí, son puntos muy básicos que tenemos más que claros y totalmente integrados en nuestro ser.
Pero no está de más recordarlos, tenerlos presentes y trabajarlos ahora que se acercan los campas.