Apareces un día en los scouts siendo un pequeñajo: llevas parches en los pantalones, las mangas de la camisa te van más largas de la cuenta, la pañoleta casi te llega a los pies.
¿Quién nos iba a decir, en aquel momento, que unos 15 años más tarde seguiríamos entrando por la misma puerta, pero un poco más creciditos y con otro rol?
¿Alguna vez os habéis dedicado a sumar cuántas horas dedicáis a los scouts? (En la memoria de este año, página 19, sale un cálculo aproximado).
Reunión el miércoles por la tarde, el sábado nos reunimos un poco antes, por la noche kraal, el finde siguiente excursión, dentro de un mes campamentos y a la llegada una formación (como por ejemplo la Escuela de Marzo).
Suma y sigue.
Y encantados de que así sea.
Horas y días y semanas y meses y años dedicados al escultismo.
Pero no sólo al escultismo, sino también a nuestras familias, amigos, barrio, pueblo, ciudad, ¡mundo!
Somos voluntarios porque construimos un mundo mejor, porque creemos en el cambio positivo y en las personas, porque tenemos ilusión y fe y motivación.
Porque sabemos que la recompensa puede venir de una sonrisa, un abrazo, una mirada, un «gracias».
Sí, tal y como describíamos en este artículo (que vale la pena releerlo en un día como hoy), somos voluntarios.