En 1997 se tomó conciencia de la urgente necesidad de una acción mundial para poner fin al trabajo infantil.

En el mundo, un gran número de niños están involucrados en trabajo doméstico remunerado o no remunerado en el hogar de un tercero o empleador.

Estos niños son particularmente vulnerables a la explotación.

El trabajo que realizan a menudo está oculto a los ojos del público, ya que estos niños puede que se encuentren aislados o trabajen muy lejos del hogar familiar.

Las historias de abuso de niños involucrados en trabajo doméstico son muy comunes.

En el Día mundial contra el trabajo infantil de 2013 se hace un llamamiento en favor de:

  • La realización de reformas legislativas y la aplicación de políticas que garanticen la eliminación del trabajo infantil en el trabajo doméstico, y el establecimiento de condiciones de trabajo decente, así como la protección adecuada para los jóvenes trabajadores domésticos por encima de la edad mínima legal de admisión al empleo.
  • La ratificación por los Estados Miembros del Convenio de la OIT núm. 189 sobre el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos y su aplicación junto con los Convenios relativos al trabajo infantil.
  • La toma de medidas para promover el movimiento mundial contra el trabajo infantil y fortalecer la capacidad de las organizaciones de trabajadoras y trabajadores domésticos para abordar la cuestión del trabajo infantil.

 

¿Por qué trabajan los niños?

A lo largo de la historia el trabajo infantil ha sido común en todos los países, concibiéndose como apoyo a la familia en labores domésticas y/o agropecuarias.

Con la revolución industrial y la inmigración del campo a las ciudades, entre otras circunstancias, los niños y las niñas pasaron a convertirse en mano de obra muy barata y dócil para diversos trabajos en talleres e industrias, además de las tradicionales actividades agropecuarias.

Cuando nos preguntamos por qué trabajan los niños y las niñas, la primera respuesta que nos viene a la cabeza es: por necesidad, porque existe pobreza y las familias necesitan ingresos extra para poder afrontar la situación económica en la que se encuentran.

Si bien es cierto que el trabajo infantil está asociado y causado por la pobreza, y que la mayoría de los niños y niñas que trabajan viven en países económicamente empobrecidos, no podemos perder de vista que existen otras razones, y que esta situación la encontramos a nivel global.

Las causas del trabajo infantil pueden ser políticas, sociales, culturales y/o ambientales.

Para comprender las causas del trabajo infantil se debe analizar y estudiar cada situación en su contexto.

Para muchas familias es común pensar que si su hijo o hija no puede ir a la escuela lo rentable es que trabaje. Por lo general (y lamentablemente), esta situación también es muy rentable para el empleador, ya que la mano de obra le resulta muy barata.

Además, los niños y niñas son más dóciles, más manipulables, e incluso para determinadas tareas cuentan con características físicas que según el empleador son una ventaja (por ejemplo, a la hora de coser un balón de fútbol, ya que tienen las manos más pequeñas y más ágiles que las de una persona adulta).

Así lo denuncia la organización Anti-Slavery International, cuando explica que los niños y niñas a menudo trabajan y se les explota porque son más dóciles, más baratos/as que las personas adultas y hay menos probabilidades de que exijan sueldos más altos o mejores condiciones laborales.

¡Digamos no al trabajo infantil!