Quince personas de cuatro ciudades diferentes, y de ocho grupos diferentes, han intentado dejar el mundo un poco mejor de cómo nos lo encontramos. Aquí nos cuentan su fin de semana restaurando el Centro scout Huerta de Rey en Burgos.

Llegamos la mayoría a la estación de autobuses de Burgos a las 18 horas, aunque algunos llevábamos ya horas de viaje. Allí fuimos a sacar los billetes y, justo antes de montarnos en el autobús vimos que un otro arrancaba…

Permanecimos impasibles, ni nos inmutamos casi, ¡hasta que nos dimos cuenta de que era el nuestro!. Pero allí estaba Santiago para hablar con los que vendían los billetes y decirles que se habían ido sin nosotros.

Conseguimos que el autobús nos esperara para poder llegar a nuestro destin: Huerta del Rey. Así es como empezaba nuestra aventura, ¡vaya anécdota!.

Hicimos trasbordo más tarde y llegamos a las aulas que teníamos que remodelar.

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No teníamos luz pero sí una estupenda chimenea que ha sido nuestro mejor amigo estos tres días (porque el frío de Burgos es mucho frío). Cenamos, jugamos al trivial scout y pasamos un buen rato.

Aún faltaba el contingente de Valladolid al que algunos esperamos hasta la 1.30, creo recordar, en cuanto llegaron les saludamos y nos fuimos al saco.

Al día siguiente tocaba empezar con el trabajo, algunos eligieron quitar tejas, otros limpiar el menaje para poder comer y otros pintar las paredes. Todos hacíamos nuestro trabajo mientras el frío hacía presencia entre todos.

Comimos, tomamos un cafetín y volvimos a la tarea, los del menaje cambiaron su tarea por recoger leña, pero por lo demás se fue todo desempeñando con normalidad.

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Cuando paramos de trabajar, nos dividieron por equipos y a cada equipo nos asignaron unos ingredientes para hacer una cena diferente cada equipo, (mientras algunos casi se queman las pestañas y a otros les hacían la cena), el otro equipo que quedaba fue el perdedor y su consecuencia  fue fregar toda la cena.

Mientras fregábamos algunos otros seguían de sobremesa. El grupo scout La Yecla nos presentó una reflexión y, más tarde, una serie de juegos muy dinámicos para que no nos apalancásemos. Jugamos a las damas humanas, a las películas y al rey de la pista en esterillazos.

Más tarde, Iñigo y Leire nos consiguieron adentrar en un viaje hacia Ítaca, a través del mar, de las ventiscas y de la luz de Casiopea y Andrómeda.

Nos fuimos al saco y, para nuestra sorpresa, a la mañana siguiente (como bien habían dicho los chicos de Burgos) estaba todo nevado

Desayunamos y, como no podíamos realizar el trabajo de rehabilitación, nos presentaron una dinámica sobre las distintas clases sociales, mientras algunos tenían alojamiento o fuego, otros tenían el menaje y el ocio, y el otro grupo teníamos la comida y el agua.

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Comimos al final una estupenda parrillada y, sin muchos más preámbulos, el contingente de Salamanca marchamos con Puche hasta la estación de tren.

Pero no nos fuimos sin cantar el adiós scout y sin despedirnos. Mientras… el resto acababa de recoger y evaluar estos tres días.

Gracias a la colaboración de Diego

Puedes ver el resto de fotos en el Flickr del Grupo scout Sayela