Por primera vez en 15 años, la estimación del número de personas que pasan hambre crónica en el mundo ha bajado en 2010.

Sin embargo, los 925 millones de personas aquejados de hambre o la cantidad de niños que mueren por malnutrición (uno cada seis segundos) siguen siendo cifras «inaceptablemente altas», según ha publicado hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en un informe.

Según los cálculos de este organismo, este año habrá 98 millones de personas menos que en 2009 aquejadas de hambre crónica, un problema estructural que, pese al ligero avance, no se soluciona simplemente con el crecimiento económico.

«El hambre sigue siendo la mayor tragedia y el mayor escándalo del mundo», ha señalado en una conferencia de prensa desde Roma, donde la FAO tiene su sede, Jacques Diouf, director general del organismo de la ONU.

No faltan datos para acreditar el «escándalo» al que se refiere Diouf: «Cada seis segundos muere un niño por problemas relacionados con la desnutrición».

Dificultad para los Objetivos del Milenio

El problema, además, supone una traba añadida a los Objetivos de Desarrollo del Milenio, a los que el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, espera dar un impulso en una cumbre que se celebrará en Nueva York la próxima semana.

Según el director de la FAO, la evolución del hambre en el mundo «hace que sea extremadamente difícil alcanzar no solo el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, sino también los demás».

El primer objetivo es el que se refiere a la erradicación de la pobreza extrema y el hambre, y fija como compromiso para 2015, entre otros, la reducción a la mitad del porcentaje de personas con hambre crónica respecto a 1990 (entonces se calculaba que la población aquejada de este mal rondaba los 800 millones, un 20% de la población mundial frente al 16% actual).

Y la evolución de la situación económica a nivel mundial no está ayudando, ya que entre los factores que hacen peligrar ese objetivo se encuentra el reciente incremento en los precios de los alimentos, según advierte la FAO.

El informe anual El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, será publicado por la FAO y el Programa Mundial de Alimentos el próximo mes de octubre, pero parte del mismo se ha adelantado de cara a la cumbre en Nueva York de la próxima semana (del 20 al 22 de septiembre).

Entre las causas que explican el descenso del número de hambrientos, el estudio cita las previsiones de crecimiento económico para este año, especialmente en los países en vías de desarrollo, y a la bajada de los precios de los alimentos registrada desde mediados de 2008, lo que augura que, con el repunte reciente de precios, la lucha contra el hambre se hará más difícil en un futuro próximo.

Un problema estructural Según la FAO, el hecho de que históricamente el número de personas desnutridas haya seguido aumentando incluso en periodos de gran crecimiento económico y precios relativamente bajos demuestra que el hambre es un problema estructural.

Por lo tanto, «queda claro que, aunque es esencial, el crecimiento económico no es suficiente para eliminar el hambre en un periodo de tiempo aceptable», ha dicho Diouf, quien ha recordado que «hay historias de éxito en África, Asia y Latinoamérica» en la erradicación de la desnutrición.

Respecto a 2009, el informe prevé para este año una reducción de un 9,6% por ciento en la cifra de personas con hambre crónica y la disminución se nota especialmente en Asia, donde se estima que viven 80 de los 98 millones de personas que han salido en 2010 de la situación de hambre crónica.

Mientras, en el Äfrica subsahariana la cifra se reducirá en solo 12 millones.

El hambre, por regiones

El estudio también incide en otros datos que ponen de manifiesto la desigual distribución geográfica del problema del hambre.

Dos tercios de las personas que sufren desnutrición se concentran en sólo siete países: Bangladesh, China, República Democrática del Congo, Etiopía, India, Indonesia y Pakistán.

La región donde hay más personas que padecen hambre sigue siendo la de Asia y el Pacífico, con 578 millones, aunque la peor parada en proporción con el número de habitantes sigue siendo el África subsahariana, con 239 millones de afectados (un 30% de su población).

Los progresos alcanzados también varían de país a país. Así, mientras que entre 2005 y 2007, Congo, Ghana, Malí y Nigeria ya habían conseguido el primer Objetivo de Desarrollo del Milenio, en la República Democrática del Congo la proporción de personas desnutridas se elevó al 69%.

En Asia, Armenia, Birmania y Vietnam también cumplieron el objetivo fijado para 2015 y China está a punto de hacerlo.

Por último, en la región de Latinoamérica y el Caribe lo consiguieron Guyana, Jamaica y Nicaragua, y Brasil se está acercando a la meta.

Con todo, la vicepresidenta del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (IFAD), Yukiko Omura, ha querido recalcar que «los hambrientos del mundo no son sólo cifras», sino que «son personas, hombres y mujeres pobres que luchan por educar a sus hijos y darles una vida mejor, son jóvenes que intentan construirse un futuro».

En concreto, «el 70% de las personas extremadamente pobres, quienes viven con menos de un dólar al día, residen en zonas rurales. Son mil millones de personas y, de entre ellas, cuatro de cada cinco son campesinos», ha precisado Omura.

Vía El País