Hoy entrevistamos a Patricia, de 20 años y miembro del Grupo Scout Alveus (Guadalajara). Es scout desde los 10 años, cuando era una lobata.

Este año has participado en el Roverway, dinos una palabra que defina la experiencia, una sola palabra.

Especial.

Y ahora vayamos a los inicios… ¿cómo surgió la idea de participar? ¿hubo debate en el grupo?

La idea de participar en el Roverway surgió el año pasado, queríamos hacer todo el clan una actividad conjunta.

Estuvimos debatiendo entre ir a la JMJ en Cracovia o al Rover, pero al final decidimos vivir la experiencia en el Rover.

En mi clan somos 4 personas, de los cuales solo 3 fuimos al final, ya que a Andrea en el último momento le surgió un imprevisto y no pudo compartir esta experiencia con nosotros.

¿Era la primera actividad al extranjero?

Para María y para mí no, ya que asistimos al Jamboree en el 2011, en Suecia, siendo pionera.

Sin embargo, para Raúl, nuestro otro amigo del clan, sí que fue la primera vez y salió bastante contento, le dio mucha pena irse.

¿Cómo fueron los preparativos, hicisteis algún extrajob?

Ha dado la casualidad de que este evento ha tenido lugar el mismo año en el que nuestro Grupo Scout cumple 20 años.

Aprovechando esta situación, decidimos hacer un diseño del XX aniversario de nuestro grupo y vender camisetas y sudaderas y así poder subvencionarnos el evento.

También organizamos cumpleaños a algunos niños, pasando el rato con ellos mediante juegos y añadiendo alguna temática a su día especial.

¿Cómo era «un día en el Roverway»?

Durante la ruta, Science yourself, en Île de France, estuvimos ayudando a pintar y a preparar habitaciones en un espacio múltiple donde la ambición central era el bien común; este lugar se llama Les grands voisins, en la ciudad de Paris.

Me gustó bastante la experiencia y el sitio estaba genial y la gente era super simpática y generosa.

Algún día colaboramos con Les petits Débrouillards, un organismo de interés general y carácter educativo y cultural; con esta asociación estuvimos haciendo juegos con niños de carácter científico.

Una vez en Jambville, nos levantábamos pronto, desayunábamos y nos íbamos al campamento central a participar en algunas de las actividades que había preparadas.

Después comíamos sobre las 12:30, bastante pronto si lo comparamos con lo que estamos acostumbrados aquí en España.

Tras comer descansábamos un poco y continuábamos con alguna otra actividad.

Después de cenar, sobre las 7, bastante pronto también aunque te terminabas acostumbrando, hacíamos cosas distintas según el día; un día nos juntamos todos los de nuestra zona y explicamos cada grupo de trabajo dentro de nuestra ruta, mediante un teatro, una canción o una historia, qué hicimos durante nuestra ruta; otros días nos juntábamos en el escenario y bailábamos la canción del Rover o disfrutábamos de alguna espectáculo…

Después íbamos a la discoteca a bailar, conocer gente y disfrutar del resto del día.

¿Qué tal el tema idiomas… fueron una barrera para hacer amigos? ¿Has conocido a mucha gente?

Yo me defiendo bien con el inglés, pero ya no sé más idiomas.

El tema idiomas no ha sido una barrera para conocer gente, ya que con el inglés se puede ir a cualquier lado, había bastante gente que sabía este idioma.

Sí que es verdad que con la gente que no sabia ni español ni inglés costaba un poco más comunicarse, porque todo tenía que ser mediante gestos y movimientos; por ejemplo, los dos refugiados que estuvieron con nosotros en Jambville no sabían ni inglés ni español, y hablaban francés.

Cuando hablaba con ellos tenía que intentar hablar en su idioma y me costaba, pero al final nos entendíamos.

También es verdad que en la ruta que hice la mayoría éramos españoles, además de una patrulla portuguesa, otra francesa y otra noruega, y por tanto se hablaba bastante español.

Yo creo que las patrullas que no eran españolas acabaron aprendiendo español y todo.

¿Os encontrasteis con alguna dificultad?

Una dificultad que nos encontramos en el Roverway está relacionada con el tema idiomas.

Durante la ruta, cuando colaboramos con Les petits Débrouillards, teníamos que comunicarnos con los niños en francés porque no sabían hablar otro idioma, y la comunicación con ellos fue un poco complicada, ya que no todos sabíamos hablar el francés de manera que se nos entendiera.

De cualquier manera, al final terminábamos encontrando una manera para comunicarnos entre nosotros y entendernos.

¿Tienes alguna anécdota divertida, curiosa, interesante… a explicar?

Durante todo el Roverway estuvimos jugando a Slurp, un juego que consiste en hacer un sonido con la boca a la vez que te unes a una persona con cualquier parte de tu cuerpo.

La persona a la que te unes tiene que hacer el siguiente movimiento, y así hasta que todos estamos unidos y la cadena se rompe.

Jugábamos a este juego en todos los lados: en el tren, en la calle, en la estación… Era bastante divertido.

¿Qué fue lo que más te gustó del Roverway? ¿Y lo que menos?

Lo que más me gustó del Roverway es el conocer a gente tan diferente, cuyos gustos, cultura y costumbres son distintas a las nuestras.

Aprendes mucho en un encuentro como este; a pesar de ser todos tan diferentes nos respetábamos unos a otros, lo que me lleva a pensar que a pesar de ser todos distintos tenemos muchas cosas en común, una de ellas el ser scouts.

Te paseabas por el campamento central y cuando veías a alguien daba igual el idioma que hablara y las costumbres que tuviera, tú le sonrías y él te devolvía la sonrisa.

Lo que menos me gustó fue el tema comida. Casi no comimos carne, y nosotros, por lo general, estamos acostumbrados a ello. Esto es algo que eché de menos.