La forma y el lugar donde explicamos historias puede aportar un valor añadido a nuestra narración.
A continuación exponemos formas y lugares distintos donde explicar cuentos y, así, ofrecer nuevas miradas pero sin perder esto tan tradicional como es explicar cuentos.
Cuentos en el baño, trabajando los hábitos
«No quiero lavarme los dientes, ¡qué pereza! ¿Por qué me las tengo que lavar?» – Típica pregunta.
«¿No conoces la historia de aquel cocodrilo que le olía tan tan tan mal el aliento que no tenía ningún amigo…» – Responde el responsable.
Y mientras explica el cuento, acompaña al niño al baño.
El baño no es el sitio más agradable de nuestros locales o de una casa de colonias para contar historias, pero es un lugar útil, diferente y hasta donde nos podemos divertir.
Podemos explicar cuentos relacionados con los hábitos de higiene para ayudarnos a promover estos hábitos.
Será interesante que a los personajes de nuestras historias les pasen cosas parecidas a las que les pasan a nuestros chavales para que se puedan sentir identificados.
Cuentos para perder el miedo
«No sé nadar muy bien…». «No apaguéis la luz ni cerréis la puerta por la noche». «¡¿Dormir en el bosque?!».
«¡Venga, que no hay para tanto!», solemos decir.
Sólo hay que echarle un poco de imaginación y seguramente, este rinconcito oscuro del bosque o la puerta de la habitación pueden evocar todo tipo de personajes e historias.
Dejad volar vuestra imaginación y explicad aquello que primero os venga a la cabeza, seguro que será divertido y una muy buena oportunidad para poner a prueba vuestra creatividad.
¿Habéis explicado alguna vez un cuento bajo el agua con mímica?
¡Probadlo!
Cuentos de recorrido
El primer día de unos campas, por ejemplo, hay que hacer una descubierta del lugar.
«Y a vuestra derecha, la cocina; si seguimos recto, la tienda de los respons…».
Bla bla bla.
¡Seamos creativos!
«Dicen que hace muchos, muchos años, en este terreno donde estamos ahora hicieron una revolución y se intercambiaron los papeles, de modo que los baños no eran los baños, sino la cocina. Y esto lo hicieron porque…».
Explicamos una historia mientras vamos avanzando y descubriendo nuevos espacios que evocan las historias de nuestros cuentos.
Cuentos debajo de la cama
¿Quién ha dicho de debajo de una cama no es un buen lugar para narrar una historia?
¿Os imagináis a todos los niños escondidos bajo las camas?
¿Y vosotros, responsables, con linternas repartidos en distintos puntos de la habitación explicando una historia por partes?
Esta actividad les encanta a los más peques del grupo.
Están haciendo algo transgresor y poco normal como ponerse debajo de la cama para escuchar un cuento.
Ahora bien, si os decantáis por esta actividad, ¡limpiad bien el suelo!
Y pensad en otras alternativas: dentro del armario, bajo una mesa, nosotros escondidos para que sólo escuchen nuestra voz…
Vía Revista Estris