Cada día llegan a los hospitales sirios personas de todas las edades gravemente heridas a causa de las protestas. Pero ni siquiera en los hospitales están a salvo: «Tenemos un dilema cada vez que recibimos un paciente con una herida de bala y que necesita sangre urgentemente: si enviamos una solicitud al Banco Central de Sangre, las fuerzas de seguridad se enteran de la existencia de ese paciente, y lo ponemos en peligro de ser detenido y torturado, y posiblemente de morir bajo custodia». Este es el testimonio de un médico de un hospital sirio.

Pero el riesgo no es sólo para los heridos. Muchos profesionales de la salud están siendo detenidos sólo por intentar proteger la vida de sus pacientes. Puedes ver el vídeo aquí. Por desgracia también hay personal sanitario que ha tomado partido y está negando los cuidados a manifestantes que han sido heridos, provocando más dolor y sufrimiento en la población civil.

El gobierno de Bashar Al-Assad deniega asistencia sanitaria a muchas personas gravemente heridas que necesitan cuidados médicos, con lo que inflige un castigo colectivo prohibido específicamente por el derecho internacional humanitario.

Vía: Amnistía Internacional