Los chicos y chicas de Choucha, pequeños y adolescentes, trabajan duro cada día para hacer su vida en el campamento lo más amable y llevadera posible. Y Payasos Sin Fronteras les acompaña durante 12 días para que con la risa y el juego ellos mismos descubran nuevas formas y herramientas que les permitan sobrellevar el tiempo de espera hasta que su situación se regularice de una manera u otra.
La risa quizás sea una de las pocas cosas buenas que se contagian: del hermano pequeño al grande, del hijo al padre…
Cuando la risa aparece y la comunicación niño-payaso nace, lo hace para quedarse. Algo se genera en esa conexión que perdura.
Son de esas cosas que, intangibles en cuanto no existe ninguna unidad para medirla, son imprescindibles porque nos ayudan a vivir mejor, más sanos. Porque una buena salud y una buena sonrisa nos alimenta de buena energía.
El lenguaje del juego y de la risa no conoce de idiomas, tu también puedes contagiar risa y alegría.
Vía periodismohumano