Para entrar en calor, para alumbrar, para cocinar, para dar un toque más íntimo y personal a nuestra acampada, para contar historias…

Las fogatas -y no necesariamente encendidas en un campamento, pues también nos podemos reunir alrededor de una chimenea- nos llenan de recuerdos y buenos momentos

Baden Powell escribió «Escultismo para muchachos» en capítulos que denominó «fogatas».

En esta obra se encuentra este pequeño fragmento:

«Los indios siempre han sido listos para sus fogatas.

Usaban cuatro clases: la Fogata del Consejo, dentro del «tipi» que era algo muy solemne.

La Fogata de la Amistad, algo más grande que la Fogata del Consejo, para que en ella se calentaran todos los del pueblo.

La Fogata de Señales, empleada para enviar señales de humo.

Y la Fogata de Cocina, pequeña y de ascuas muy rojas.

Los Scouts usamos las mismas fogatas.»

Imagen del San Jorge interdiocesano 2013 de Scouts Católicos de Extremadura