Una famosa frase pronunciada por John Muir,un famoso y prolífico naturalista americano de finales del siglo XIX, da título a este artículo.

La historia de las montañas puede llegar a ser increíble.

Monumentales, espectaculares, maravillosas… todas ellas se originan con una explosión, también los Alpes.

Éstos se crearon hace unos 50 millones de años, cuando las placas tectónicas africana y euroasiática chocaron.

Y ahora viene el momento que todos estabais esperando: ¿qué tienen que ver las montañas con los dulces?

Imaginaos que África es una crujiente y fuerte barrita de chocolate, mientras que Europa está hecha de caramelo, mucho más suave y delicada…

Cuando la barrita crujiente colisiona con la suavidad del caramelo, la primera consigue doblar la segunda, creando una ondulación, es decir, una montaña.

Et voilá, ya tenemos creada una de las principales cadenas montañosas del mundo, con una longitud de 1.100 km y una anchura de 280 km, siendo el Mont Blanc, con 4.810 metros, su punto más alto.

Pero mientras las barritas de chocolate, esto es, las montañas, son más o menos semejantes en todos los continentes, lo que marca la diferencia es la nieve.

En este caso, la nieve es el condimento que echaremos encima de nuestra barrita de chocolate.

En algunas montañas, la nieve es como el azúcar; debido a la falta de agua, la nieve es muy seca, como pequeños cristales.

Otras veces, y esto es lo que ocurre en los Alpes suizos, la nieve es como un merengue o como un glaseado congelado, lo que la convierte en un «postre» que puede llegar a ser peligroso porque puede producir avalanchas.

Si queréis leer un poco más sobre las peculiaridades de los Alpes, seguid este enlace.

Vía KISC ECO