Las socioadicciones son trastornos de dependencia asociados a actividades que, en principio, no son perjudiciales.

Algunas de estas actividades, cuando aún no son adicciones, socialmente son consideradas como positivas: hacer deporte, pertenecer a un grupo, etc.

Se convierten en adictivas cuando la persona no puede dejar de realizar esta conducta y pierde el control.

Entre las socioadicciones vinculadas con las relaciones personales, podemos distinguir entre las dependencias grupales, sectas, grupos culturales, políticos, y las interpersonales, como la dependencia emocional a la pareja.

En un primer estadio, el objeto de dependencia proporciona seguridad y bienestar, pero progresivamente va anulando la persona adicta hasta perjudicarla a nivel psicológico, social y a veces también económico.

A continuación se enumeran algunas de estas adicciones:

La adicción al juego o ludopatía es la necesidad irrefrenable de apostar dinero.

A menudo, la persona gana algunas veces, de modo que desarrolla una falsa sensación de control que lo motiva a seguir apostando.

Internet, móviles y videojuegos permiten disfrutar de una estimulación visual, auditiva y cognitiva muy potente.

Esto atrae a personas que necesitan emociones constantemente, personas sedentarias y también aquellas inseguras o introvertidas que evitan, a través de chats o similares, los riesgos de la vida social.

La laborodependencia, adicción al trabajo, suele afectar a personas con dificultades con sus relaciones afectivas, que centran toda su energía en el trabajo, ámbito que mejor controlan.

Esto les lleva a pensar que controlan su vida.

Por lo que hace al uso de servicios u objetos, destaca la dependencia al móvil, a la televisión (como por ejemplo series) y a las compras compulsivas (oniomanía).

La vigorexia u obsesión para conseguir un cuerpo perfecto obliga a la persona a dedicar muchas horas al ejercicio físico, sintiéndose profundamente deprimida cuando percibe la más mínima imperfección en su cuerpo.

Por lo que hace a los factores de riesgo de desarrollar una adicción, cabe destacar el malestar psicológico, la falta de relaciones afectivas satisfactorias o la vulnerabilidad de la persona.

Se dice que las adicciones funcionan como anestesia delante de sentimientos dolorosos que la persona no puede tolerar (insatisfacción vital, pérdidas dolorosas, experiencias traumáticas no superadas…).

Por tanto, para superar una socioadicción, también es importante mejorar en todas aquellas dificultades que permitieron que la adicción llegase a controlar la vida del adicto.

Vía Revista Estris y foto