Los lobecos de los dos grupos se convirtieron en expertos defensores de la naturaleza y descubrieron la maravillosa costa de Seixo Branco.

Muy pronto por la mañana, cada grupo partió de su barrio para coger el autobús que los llevaría hasta la villa de Mera.

Un poco tímidos al principio… empezamos nuestra marcha hacia la punta de Seixo Branco, recorriendo el pueblo de Mera y ¡aprovechando el camino para cantar y gritar ¡todo lo posible!

Un pequeño lavadero nos sirvió de resguardo de la lluvia que ya por la mañana mojaba bastante.

Hicimos varios juegos de presentación y Baloo Ronsel nos contó toda la historia que se esconde tras los acantilados de Seixo Branco.

Además, nos advirtió de que no estábamos solos en aquel lugar, ya que un malvado contaminador estaba estropeando toda la vegetación de la zona, y teníamos una importante labor: ¡frenarle los pies!

Menos mal que Manolo, un señor habitante de Mera, fue colocando para nosotros unas pistas y señales en el medio del camino para llevarnos hasta él y ¡luchar con todas nuestras fuerzas!

Divididos en dos grupos, y bien abrigados con nuestros chubasqueros, partimos hacia el sendero que nos llevaría tras el malvado contaminador.

Siguiendo toda clase de pistas y haciendo todo tipo de pruebas, pasamos por los restos de una base militar, la punta de Seixo Branco, las peligrosas cavernas y el Castro de Subiña.

Aprendimos cuál es la especie de gaviota más común de esa zona, cómo se llaman las tres cavernas más grandes por las que pasamos e hicimos fotos en los rincones más bonitos.

A pesar del viento, la lluvia, el frío y las costas, los lobecos demostraron que los scouts sonríen siempre ante las dificultades y que no importa cómo de grande sea el reto porque juntos lo podemos superar.

Cuando los dos grupos consiguieron llegar al fin de pista estábamos todos hambrientos, así que compartimos una rica comida bajo una agradable casita de madeira.

Con las pilas recargadas y los pies un poco más secos, emprendimos el camino de nuevo bajando al centro del pueblo de Mera.

Recorrimos el paseo marítimo, aprovechamos para sacar unas divertidas fotos e intentamos hablar con los patos y cisnes de la Laguna de Mera.

Haciendo otra paradita, Hathi Ahadi nos contó de nuevo una historia.

Llevábamos toda la mañana detrás del malvado contaminador, pero no nos habíamos parado a pensar en cómo nosotros, los hombres, contaminamos u destruimos todo a nuestro paso.

Para no olvidarnos de lo importante que es cuidar los recursos naturales, la flora y fauna de la tierra y los animales que habitan… hicimos un juego de pistas.

Divididos en 3 grupos, los lobecos tuvieron que superar toda clase de pruebas para conseguir trozos de varias frases.

Al final, entre todos, armaron y ordenaron 5 frases muy bonitas e importantes que un defensor de la naturaleza debería tener siempre presente.

Y se acababa el día…

Nos acercamos a la parada de autobús y mientras lo esperábamos hicimos una pequeña valoración del día.

¡Todos los lobecos quedaron muy contentos con la actividad conjunta y con ganas de repetir otro día todos juntos!

Su valoración no fue ni roja, ni naranja, ni verde… ¡sino verde verdísima con mucho brillo!

Vía Grupo Scout Ronsel de Sada