Este año, el día mundial marca el décimo aniversario de la adopción de la Convención número 182 de la Organización Internacional el Trabajo (OIT), la cual se refiere a la necesidad de acción para combatir las peores formas de explotación laboral de niños y niñas.

Si bien más de 150 países han ratificado la normativa internacional para proteger a los menores, más de 100 millones de niños y niñas trabajan aún en condiciones que pueden ser peligrosas.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Organización Mundial del Movimiento Scout (WOSM) comparten un compromiso común para conseguir la justicia social y la paz formando a los jóvenes en programas basados en materia de derechos humanos y promocionando la dimensión global de la globalización.

Esta colaboración histórica ha sido recientemente reforzada a través de la renovación del “ Memorando para el entendimiento” que ha extendido la cooperación en la lucha contra el trabajo infantil.

“Mientras que hay que celebrar el progreso conseguido en estos diez años, el día mundial subrayará los futuros desafíos con un especial interés en la explotación de las niñas en el trabajo infantil”, ha declarado la WOSM en su comunicado.

Muchas de estas niñas llevan a cabo trabajos similares a los de los niños  pero menudo se enfrentan a riesgos adicionales. Además, las niñas están a menudo expuestas a algunas de las peores formas de explotación infantil en muchos casos ocultas.

Millones de niñas dejan de ir a la escuela para dedicarse a cocinar y limpiar en casa o a traer agua o combustible recorriendo largas distancias. Muchas otras, como las llamadas petites bonnes en Marruecos, pasan hasta 15 horas trabajando en el servicio doméstico de casas ajenas, en condiciones de explotación.

La pobreza, las injusticias sociales, la etnia, las diferencias entre campo y ciudad, etc, llevan a muchos niños y niñas a trabajar, la mayoría en países donde la economía sumergida juega un papel importante, como explican organismos como la OIT y UNICEF.

En otros países en conflicto, niños y niñas son explotados como mano de obra en grupos armados, y en numerosos lugares del sudeste asiático, América Latina y Europa del este, millones de menores son explotados y obligados a trabajar en el mercado del sexo, como denuncian entidades como Ecpat.

Reforzar las redes educativas, sensibilizar a administraciones y familias, impulsar programas de transición entre el trabajo y la escuela y fortalecer actores como los sindicatos son algunas de las iniciativas en marcha por parte de entidades sociales y organismos internacionales para paliar la situación.

Vía www.scout.org y CanalSolidario

Foto: Carlos Miranda Levy