Entrevista en Religión Digital a Gonzalo Pedroche, responsable pedagógico de Scouts MSC.
Gonzalo Pedroche es el responsable pedagógico del Movimiento Scout Católico, la organización, de largo, con mayor presencia entre la juventud de nuestro país, con más de 36.000 socios. «Es el mayor colectivo de juventud en España, entre los católicos y los no católicos», asegura. «La Iglesia española debe estar buscando continuamente nuevas formas de llegar a la gente y reflexionando sobre qué es lo que tiene un colectivo para hacerse tan difícil el acceso a él», sostiene y ve la JMJ como «muy positiva», pues puede ser «una ocasión para que la Iglesia católica se revitalice y se replantee las cosas«.
El Movimiento Scout Católico… ¿Qué relación tiene con los scouts en general?
El Movimiento Scout es internacional. Está implantado prácticamente en todos los países del mundo. Las excepciones son algunos donde ha habido dictaduras y otros problemas históricos. A nivel mundial es un movimiento pluriconfesional, y luego tiene partes confesionales: scouts ortodoxos, musulmanes, budistas… Respetando las cuestiones fundamentales, en los movimientos confesionales el proyecto educativo tiene sus particularidades.
En nuestro caso, lo programamos desde la Asociación Pública de Fieles de España. Nuestro proyecto, por tanto, es católico y está vinculado a la Iglesia. Pero a la vez tiene en común con el resto de los scouts -además de la pertenencia a la misma organización- los principios pedagógicos y el sistema de valores.
¿Hay, entonces, una especie de ecumenismo real dentro del movimiento Scout?
Bueno, el escultismo es una experiencia interreligiosa práctica, porque todos los scouts compartimos un mismo compromiso, parte del cual es religioso. Los scouts de todas las religiones tienen un compromiso con Dios, y en su diálogo reconocen tanto el suyo como el del otro. Es el reconocimiento de la promesa.
¿El reconocimiento de la promesa?
Todos hacemos una promesa que nos compromete con Dios más allá de la religión que tengamos.
¿Cuántos sois en el Movimiento Scout Católico en España? ¿Cómo os organizáis?
Somos, en este momento, unos 36.000 socios. Es el mayor colectivo de juventud en España, entre los católicos y los no católicos. Funcionamos a través de grupos, de células locales del movimiento global. Suelen encontrarse en colegios católicos y parroquias. A nivel diocesano funcionan coordinadamente, e interdiocesano y nacional, también.
¿Qué aporta lo católico a lo scout, y qué lo scout a lo católico?
Lo católico aporta, realmente, todo al escultismo, porque no es un barniz. Toda la concepción del proyecto educativo, de las actividades, del estilo… tiene su raíz en el Evangelio. Es una forma diferente de entender el escultismo. Más latina, más preocupada por los temas sociales…Yo creo que más avanzada. El movimiento se hizo católico hace muchos años, y lo hizo por opción, no porque la sociedad fuese católica.
Por la otra parte, lo que el escultismo aporta a la Iglesia es, en esta sociedad donde no es fácil hacer pastoral juvenil, la posibilidad de partir de la experiencia en las iniciativas pastorales.
¿Cómo es vuestra relación con la Iglesia jerárquica?
Cada grupo tiene su consiliario, también a nivel diocesano y nacional… En cada parroquia hay un cura que debería atender pastoralmente a los grupos. Cuesta mucho.
¿Quién es ahora el nacional?
Antonio Madilla, un sacerdote de la diócesis de Salamanca. Su ejemplo es extraordinario: se encarga de la pastoral scout, es arcipreste y párroco, profesor en la Pontificia… además de hijo de una madre que ya necesita muchas atenciones. Lo cierto es que escasean los curas que toleran un saco de dormir.
Porque el movimiento scout no es un movimiento «de capilla», ¿no? Va más allá de un coro o un grupo de oración parroquial, abriéndose al mundo y a la naturaleza…
Yo creo que esta escasez tiene causas achacables hacia afuera y hacia adentro: es evidente, para empezar, que a un cura le tiene que gustar trabajar con jóvenes, y hacerlo además en una dinámica diferente a la que podría tener un equipo de catequistas.
Por otro lado, en los grupos scout hay un jefe: el cura tiene un papel muy importante pero no es el que maneja todo el tinglado. Esto puede causar alguna fricción, sobre todo si el grupo en sí no está correctamente integrado en la comunidad, por falta de atención pastoral o porque lo encargados, demasiado jóvenes, por ejemplo, no han hecho bien las cosas.
Esto ocurre, pero no es menos cierto que hay grupos que funcionan, tanto en colegios como parroquias, maravillosamente bien.
Y la otra cuestión es un tema nuestro, que nos tenemos que plantear… Bueno, ya estamos haciendo autocrítica, de hecho. Es que el movimiento carece de un acompañamiento personal de los chavales que plantee directamente temas vocacionales. Nuestro proyecto educativo hoy por hoy no es tan explícito…
Es verdad que hay muchos curas que han salido del escultismo, pero luego nosotros no hemos seguido identificándonos con ellos.
No tenéis esa rama sacerdotal de los legionarios de Cristo…
No, pero nuestro objetivo tampoco es que la gente se vaya, sino que, todo el que pasa, participe.
Sois el movimiento de infancia y juventud no sólo religioso más potente del país. ¿Se os tiene en cuenta a la hora de formar un plan pastoral?
Si te refieres a nivel nacional, en la Conferencia Episcopal, por ejemplo, nosotros tenemos una relación excelente, muy fluida, con los obispos de pastoral juvenil.
¿Con Cerro, Sabino Abel…?
Sí, nos llevamos estupendamente. Sabino, además, da la casualidad de que siempre ha sido scout. Conoce nuestros grupos y nos lo pone muy fácil.
Y es muy joven, todavía, y entenderá vuestra dinámica…
Valoramos mucho poder hablar con ellos, intercambiar opiniones sobre cuáles son los retos de la pastoral juvenil actual… Es un intercambio muy fructífero. Y esto ocurre también en las delegaciones diocesanas, donde los consiliarios están nombrados por los obispos. En muchos casos hay una interactuación interesante.
¿Y cuáles son esos retos de la infancia y la juventud?
Es complejo… Creo que en España hemos pasado de una transmisión de la fe que tenía un punto de vista más intelectual o más centrado en lo doctrina, atravesando la fase del servicio a los demás, que enfatizaba lo comunitario…, a una realidad en la cual esto está muy secularizado. Porque la infancia y la juventud son especialmente sensibles a la secularización: nosotros trabajamos con familias para las que lo normal es no hacer la Primera Comunión… ¡Vaya cambio!
Se habla de la secularización como si fuera un tema de presencia pública, de grandes cosas. Sin embargo, yo la noto en lo más cotidiano: en el niño que nunca ha visto un crucifijo en casa, que no ha aprendido a rezar y que llega al grupo scout de la parroquia y no sabe nada del tema.
Quizá la crisis de la catequesis tradicional sea que tú no puedes hacer una explicación sistemática de una experiencia que no ha ocurrido. Y menos con niños. A uno que nunca ha ido a la Iglesia y que no ha conocido a Dios en casa, tienes que provocarle primero la experiencia para poder hacer después la explicación.
Otro reto importante, además de la generación de experiencia, es conseguir una pastoral más integral. Lo religioso no es sólo doctrina y acción social: es un desarrollo completo. Ver lo físico, lo psíquico, lo intelectual, lo creativo…desde el punto de vista católico, que no es sólo piedad.
Un último reto es el final de la pastoral de juventud. ¿Adónde va? Nos centramos en el sentimiento de grupo, en la vida en comunidad…y cuando alguien deja de pertenecer a ese grupo, la experiencia nos dice que vuelve a participar sólo a nivel de sacramentos. Estoy generalizando pero, ¿por qué las parroquias no estás sostenidas por autos, y acaban siendo el movimiento del cura y no de la comunidad? «La casa de todos» tiene que sostenerse de forma más inclusiva. Lo echamos en falta…
Tienes razón, a menudo la parroquia se convierte en el coto del sacerdote que llega… Viene con su equipo y sus ideas a una comunidad que está ya hecha y que termina siendo la que tiene que adaptarse. Y se vuelve al eterno problema de quién manda.
Bueno, yo creo que los curas siempre hacen lo que creen que es mejor, aunque se equivoquen. Es de todos la tarea de repensar la parroquia. ¡Cuántas iniciativas se caen cuando el cura se cambia de parroquia, porque la esencia de ellas ha sido él y no el grupo!
¡Y las veces que escuchamos: qué bueno o qué malo era este cura…!
…Cuando las cosas no pueden depender de él, tienen que ser buenas por sí mismas.
Cambiando un poco de tema, supongo que vais a participar en la JMJ. ¿Cuál va a ser vuestra actuación y qué es para vosotros este tipo de jornada?
La Iglesia nos pidió, en primer lugar, que acogiésemos en Madrid a los scouts que vinieran. Así que estamos organizando un campamento scout para gente de veintitantos países… Estaremos en la Complutense.
Por otra parte, nosotros hemos querido que la gente participara a través de las diócesis y las parroquias. Entiendo que este es el eterno debate de la JMJ: ¿participación como movimiento o diocesana? Yo creo que es bueno que la gente colabore en su parroquia, aunque hagamos menos bulto.
El enfoque de la JMJ como gran encuentro juvenil es propio de los scouts, porque nosotros llevamos cien años reuniéndonos desde los diversos países en los que nos encontramos. Si bien, tan solo es una parte de un proceso educativo personal que comienza a los ocho años y puede terminar a los veinte… La nuestra no es una pastoral de eventos. Existe un acompañamiento previo y posterior…el encuentro está insertado y es un momento fuerte, pero nunca es lo más interesante.
Creo que la JMJ puede ser muy positiva: la ocasión para que la Iglesia católica se revitalice y se replantee las cosas. Ojalá se remuevan historias y se vuelva a casa de otra forma…
¿Cómo ves el futuro de los scouts católicos en España, y cómo el futuro de nuestra Iglesia?
El futuro de los scouts yo lo veo con mucho optimismo: en los últimos años hemos observado cómo van fundándose nuevos grupos -en Madrid, por ejemplo, vamos a un ritmo de tres o cuatro por año- y la participación de los padres también va en aumento: están comprendiendo que quieren que sus hijos experimenten procesos educativos no formales. Y si es en el seno de la Iglesia, mejor, al menos para una serie de ellos.
Creo que en este momento es muy necesario este tipo de pastoral, todavía más como complemento -no sé si paralela o previamente- a la puramente catequética. También en el futuro de los colegios soy optimista: ahora mismo tenemos como cien grupos que trabajan con unas treinta congregaciones religiosas. Y si hacemos números en Portugal (70.000 personas) o en Italia (180.000), ya es una salvajada…
Hay posibilidad de expansión en ese sentido, y además notáis esa necesidad…
Sí, notamos el vacío de oferta educativa no formal y católica.
Con respecto a lo que me decías del futuro de la Iglesia, como yo soy católico, también lo veo con mucho optimismo (risas). La Iglesia es una construcción directa de Cristo.
La Iglesia española debe estar buscando continuamente nuevas formas de llegar a la gente y reflexionando sobre qué es lo que tiene un colectivo para hacerse tan difícil el acceso a él. Esos son nuestros retos. Pero, mientras tanto, yo veo movimiento, y eso me da esperanza. Seremos capaces de hacer muchas cosas. Afrontaremos el futuro.
Gonzalo, vamos a terminar. Pero, antes de nada, te voy a pedir que nos expliques el significado de la pañoleta que os identifica…
La pañoleta es nuestro símbolo, muy querido, porque representa la promesa de la que te he hablado. Un compromiso para con Dios, con los demás y con nosotros mismos.
Pues muchísimas gracias y suerte. Esperemos que en el futuro podamos seguir hablando con vosotros y viendo cómo el movimiento scout se expande y ofrece este tipo de respuestas a un mundo que se sigue preguntando cosas.
Gracias, Gonzalo.
A ti.
Entrevista realizada por Jesús Bastante.
Video de la entrevista en Youtube.
Vía: Religión Digital