Javier Olaso¿Cómo empezó su vinculación con los scouts?

Empezó a las 12 años porque yo también fui scout. Uno se hace scout y se muere scout.

Llegué a Albacete en 1974 procedente de Gandía y empecé a trabajar con varios grupos de scouts, sobre todo en Escolapios, donde el escultismo fue creciendo de una manera muy fuerte, y empecé a fundar otros grupos en parroquias y en colegios, en total fueron unos 15 grupos en Albacete, Almansa y Hellín.

Primero dependíamos de Murcia y cuando ya empezamos a crecer, fundamos la zona 21 de Scouts de España, luego fundamos los Scouts de Castilla-La Mancha y entre 1982-83 fundamos el Movimiento Scout Católico, que está asociado a la iglesia y cuyo presidente es el obispo de Albacete; y por esa labor de extender el escultismo en Castilla-La Mancha el otro día me dieron un homenaje.

¿Cómo se sintió cuando le informaron sobre ese sentido reconocimiento?

Bien, contento, pero no lo necesitaba. Para mí lo importante es saber que los chavales son felices en el escultismo y que se forman y educan en valores, porque el escultismo tiene una pedagogía muy buena, sobre todo en la gama lobatos y troperos.

Una de las cosas que siempre me ha gustado del escultismo es su universalidad, estamos en 114 países del mundo.

Me gustaría aprovechar para recordar que el trabajo que he realizado en favor del escultismo viene respaldado por un grupo de personas que me apoyó desde el principio y que sin su trabajo no hubiera sido posible todo lo que hemos conseguido en Albacete y en la región, tuve la suerte de rodearme de buena gente.

Pero usted también ha aportado más cosas a los chaveles de Albacete…, como la Granja Escuela.

Eso fue porque sobre los años 80 el grupo de scouts de Calasanz llegó a tener 550 chavales, uno de los más grandes de Europa y necesitábamos un lugar para la formación y convivencia, y como en aquel momento el grupo tenía un capital de unos siete millones de pesetas y la filosofía de los scouts no es el dinero, decidimos invertirlo en algo útil y el consejo de padres estuvo de acuerdo con la idea.

Aquí también tuve el apoyo de un buen equipo humano y compramos un terreno de unos 80.000 metros cuadrados en Casas de Juan Núñez, donde los niños pudieran aprender a cultivar algunos productos y respetar la naturaleza, que es uno de los fines del escultismo.

Esto se ha cumplido con creces…

Sí, al punto que ahora no sólo sirve para los scouts sino que alrededor de 6.000 niños albaceteños pasan por la Granja Escuela, pueden estar en contacto con la naturaleza, estar cerca de los animales, aprender más sobre agricultura, etc.

Porque si el niño de pequeño crece bien y lo educamos bien, podemos esperar que de mayor de buen fruto.

¿Usted sigue con los scouts y con la granja?

Sí, por las mañanas estoy en Casas de Juan Núñez regando y cuidando las plantas y lo que haga falta, y por las tardes estoy en la parroquia de San José donde soy consiliario.

Yo siempre seré scout y moriré scout, es una forma de vida, tenemos un lenguaje especial y una forma de ver la vida.

Vía Karín Ortiz, La Tribuna de Albacete