La “vuelta al cole” ha empezado pero no para todos los niños. Actualmente, se calcula que aproximadamente unos 86 millos de niños, niñas y adolescentes de todo el mundo no podrán asistir a la escuela y recibir una educación de calidad.
Para hacernos una idea, 86 millones de niños es una cifra superior a la población total del Estado Español, Australia, Canadá, Noruega y Suecia juntos.
¿Es justo que los niños sean los que paguen las consecuencias de los problemas económicos del mundo?
¿El acceso a la educación no debe de ser un derecho para todo el mundo? Ir a la escuela se convierte aún más difícil para los jóvenes que viven en países frágiles afectados por conflictos armados, y esto no deja de ser un pez que se muerde la cola.
Quizás con una educación de calidad, estos jóvenes podrían ayudar a sus países a tener mejores condiciones de vida.
También lo tienen especialmente difícil las niñas. Las mujeres son los primeros miembros de la familia obligados a dejar los estudios y a trabajar.
La discriminación es doble: por su condición económica y de género.
Según los estudios, esta pobreza extrema aumenta la posibilidad que estas niñas sufran violencia doméstica o caigan en la prostitución.
Sin duda, a día de hoy queda mucho trabajo que hacer para conseguir que la educación no sea un privilegio.