Ramon Casals, en este vídeo, habla del uso del premio o del castigo cuando queremos educar a los chavales.
¿Contempláis la opción de premiarlos y/o castigarlos?
¿En qué momentos? ¿Siempre? ¿Algunas veces? ¿Nunca?
Cuando decidimos premiar a los chavales que educamos corremos el riesgo de «mercantilizar» nuestra relación y reducir la educación a un simple intercambio.
Igualmente de peligroso es caer en el juego del chantaje. Ya sabéis, esto de «si te portas bien, chocolate para merendar».
Es bueno reconocer a un chaval que ha hecho un buen trabajo.
Y esto en sí, ya es un premio: unas buenas palabras, una muestra de admiración, una felicitación.
¿Pero es necesario materializar el premio?
Por otra parte, hay quien considera que los castigos son útiles y necesarios en el proceso de aprendizaje.
Aunque conviene no abusar de ellos.
¿Qué opinión tenéis al respecto?
¿Ha surgido este tema en vuestros kraales?
¿Cuál es vuestro método o táctica, en estos casos?