La creciente mercantilización de la agricultura es una realidad innegable a día de hoy.
La privatización de los recursos naturales, las políticas de ajuste estructural, los procesos de “ descampesinización” e industrialización de los modelos productivos y los mecanismos de transformación y distribución de alimentos nos han conducido a la actual situación de crisis alimentaria.
En este contexto, ¿quién decide lo que comemos? La respuesta es clara: un puñado de multinacionales de la industria agroalimentaria, con el beneplácito de gobiernos e instituciones internacionales, acaban imponiendo sus intereses privados por encima de las necesidades colectivas.
Ante esta situación, nuestra seguridad alimentaria está gravemente amenazada.
La supuesta “preocupación” por parte de gobiernos e instituciones como el G8, G20, Organización Mundial del Comercio, etc., frente al aumento del precio de los alimentos básicos y su impacto en las poblaciones más desfavorecidas, que mostraron en el transcurso del año 2008 en cumbres internacionales, no ha hecho sino mostrar su profunda hipocresía.
El actual modelo agrícola y alimentario les reporta importantes beneficios económicos, siendo utilizado como instrumento imperialista de control político, económico y social respecto a los países del Sur global.
Como señalaba el movimiento internacional de La Vía Campesina, al final de la última reunión de la FAO en Roma a mediados de noviembre: “La ausencia de los jefes de estado de los países del G8 ha sido una de las causas principales del fracaso total de esta cumbre. No se tomaron medidas concretas para erradicar el hambre, detener la especulación sobre los alimentos o frenar la expansión de los agrocombustibles”.
Hacer negocio con el hambre
En plena crisis alimentaria, las principales multinacionales de la industria agroalimentaria anunciaban cifras récord de ganancia. Monsanto y Du Pont, las principales compañías de semillas, declaraban una subida de sus beneficios del 44% y del 19% respectivamente en el 2007 en relación con el año anterior.
Esther Vivas es autora “Del campo al plato” (Icaria editorial, 2009). Artículo publicado en Diagonal, nº 115.
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