Rafael María Quirós Gracián es uno de tantos sacerdotes que se ha trasladado a una Misión en África.
Pero Rafael es para Scouts Católicos d’Aragón-mSc mucho más que otro misionero en África.
Es scout, ha sido durante muchos años su Consiliario y pese a los miles de kilómetros que ahora les separan, siempre lo tienen presente.
Desde hace más de año y medio vive y trabaja en la Misión Diocesana de Fô Bouré, en la República de Benín, un país de África occidental que limita al oeste con Togo y Burkina Faso, al este con Nigeria y al norte con Níger.
Del Valle de Benasque a Benín, ¿Por qué este destino?
Soy misionero y mi obispo me pidió que viniera a Benín. ¿Por qué no? En Benín estaré unos seis años, ya llevo año y medio. Me quedaría toda la vida en África, aunque no en el mismo lugar porque creo que es bueno cambiar.
Dices que África engancha y esto lo he oído otras veces, pero ¿por qué engancha?
Es totalmente diferente de cómo vivimos aquí. Cuando llegamos allí y vemos a gente que carece de casi todo, y aún así son capaces de sonreír, son agradecidos y tienen una capacidad de perdonar que a mí se me caen las lágrimas cuando les veo.
Son acogedores, son felices de ver que tú estás con ellos. Todos tenemos nuestro corazoncito y esas cosas enganchan.
¿Qué hace la Misión en Benín?
El principal objetivo es evangelizar, hablar de Jesucristo y el camino a Jesús. Además, uno descubre allí que la gente está deseando encontrarse con este camino de Jesús. Porque ellos no distinguen de religiones, tienen claro que ese es el camino.
De hecho, en la zona en la que estamos sólo el 3% somos católicos, la mitad son musulmanes y la otra mitad pertenecen a las religiones tradicionales.
Dentro de esa labor, hay que hacer toda la promoción humana, trabajamos con la sanidad, educación, es decir, en todos los ámbitos de la persona.
¿Cómo se concreta esa labor?
Tenemos seis animadoras de mujeres que van a todos los pueblos y campamentos de la parroquia.
Estas personas forman a la mujer en cuestiones relacionadas con la sanidad, la alimentación, la educación para, en una fase posterior, intentar formar cooperativas de mujeres. En estos momentos tenemos 18 cooperativas formadas.
¿Cuál es el proceso de captación y gestión del agua?
La Misión ha hecho pequeños embalses para que el ganado pueda beber los nueve meses de sequía, suministrar agua a pequeñas piscifactorías y también para poder regar los huertos.
No sólo hacemos pozos de agua, sino que, por motivos de salubridad, se realizan captaciones de agua cerradas que suben el agua a un depósito alto y desde ahí se distribuye por tuberías a distintos sitios de los pueblos.
Al mismo tiempo, la gestión de estas instalaciones la lleva la gente del pueblo y el dinero que sacan del agua revierte en el pueblo: dispensario, colegio infantil o lo que sea.
Las cooperativas, ¿son sólo de mujeres?
Se intentaron hacer cooperativas con hombres pero no han funcionado. Llegar a los varones es más complicado, las mujeres son más receptivas, la mujer es la que aporta a diario alimento a la familia.
Si le das dinero a un varón, puede gastárselo para él, pero si una mujer te pide dinero porque lo necesita para llevar al médico a su hijo, el dinero va a ir para eso. Y no se puede generalizar porque hay hombres buenos.
Estamos valorando cómo formar a los hombres pero vemos que la fórmula es formar primero a la mujer.
Es una sociedad machista, la mujer está para satisfacer sexualmente al hombre cuando él quiera, para darle hijos porque los hijos son una riqueza en África y para trabajar.
Todo eso cambia muchísimo cuando entra la comunidad cristiana, también los hombres cambian la mentalidad pero la tradición, la cultura, pesan mucho.
Estamos intentando descubrir cómo trabajar con los hombres, para ver cómo podemos avanzar y que eso vaya hacia adelante.
Hasta ahora, las cooperativas que hemos hecho con hombres han fracasado todas, pero tenemos que seguir insistiendo. Con las mujeres también hay problemas, pero aún así en este momento hay 18 cooperativas funcionando bien y peticiones para crear otras 15 más.
¿El cambio de mentalidad se verá con las nuevas generaciones?
Los jóvenes tienen más cultura, más educación y eso les abre muchos campos. Pero no todos los jóvenes van a la escuela.
¿Qué porcentaje va a la escuela?
El pasado año había 33.000 alumnos en todo Benín y este año ha bajado a 30.000.
En nuestros pueblos hay bastante escolarización, principalmente porque las familias católicas los llevan todos a la escuela, machacamos mucho el asunto de la escolarización y eso, al final, se contagia.
El problema está a partir de la escuela primaria, la mayoría no terminan el bachiller. Casi todas las mujeres dejan la escuela en la secundaria, se van quedando embarazadas a los 15-16 años y a la Universidad prácticamente sólo van varones.
Esto es lo que ocurre en nuestra zona, el norte, ya que el sur es distinto.
Háblanos del proyecto de dispensario y maternidad.
Está en fase de terminarse, nos gustaría inaugurarlo en septiembre. Allí una de las demandas consiste en que las mujeres no den a luz en casa, que tengan un personal sanitario mínimo.
Construimos dos tipos de dispensarios, uno pequeño en los pueblos menores, que sepan ayudar en un parto y en las poblaciones grandes se han construido maternidades y dispensarios grandes.
Hacemos estas instalaciones porque nos las piden, nosotros no hacemos nada sin que nos lo pidan y además, una de las condiciones, es que tiene que haber colaboración local en los trabajos, con la contratación de peonadas.
Esto tiene doble importancia, primero porque colaboran con algo que es para ellos y segundo, cuando han colaborado lo hacen suyo y no dejan que se estropee.
¿Qué es lo que más te ha llamado la atención de las gentes de Benín?
Sufren, no es agradable ver que se muere un hijo, aún así la gente es agradecida a no poder más, tienen una capacidad enorme de remontar ante el sufrimiento porque lo entienden como algo que forma parte de la vida.
Después de esa inmersión en África, ¿qué opinas de nuestra crisis?
Nuestro problema es que hemos vivido en la sobreabundancia, somos felices por lo que tenemos.
Ellos tienen un respeto a los ancianos y eso es algo que deberíamos aprender. Nuestros mayores son gente que ha vivido esto desde hace tiempo.
Las ilusiones no hay que ponerlas en el dinero, ni en lo que tenemos. Veo a mucha gente sin ilusión, sin esperanza.
Antes de la crisis económica, había una crisis anterior de valores y esos hay que recuperarlos.
Creo que tu guitarra también ha viajado a África…
Me llevé una guitarra española pero lo cierto es que tengo poco tiempo para tocarla, aunque le gusta a los niños de la Misión.
Y en cuanto a los idiomas, ¿cómo lo llevas?
El francés, bien; el bariba, más o menos, pero cada vez hay más jóvenes que hablan francés.