Pero la verdad es que en muy poco tiempo las raquetas han pasado a ser un elemento habitual durante la época invernal.

Las causas de su rápida implantación son: el bajo coste del producto y, principalmente, su sencilla forma de utilización, el empleo de las raquetas es algo intuitivo que no requiere de un esforzado proceso de aprendizaje.

Las raquetas permiten que el público en general, sin una condición física especial, pueda internarse en la montaña y gozar del paisaje invernal.

Su función es la de distribuir el peso de la persona sobre una superficie mayor, dando mayor “flotación” y evitando que el pie se hunda en la nieve.

Pero cuidado, aunque en un principio pareciera una forma de desplazamiento relajada y segura, pues se trata simplemente de caminar por terrenos nevados relativamente llanos, no podemos olvidar que los recorridos se hacen por la montaña invernal, espacio con un comportamiento totalmente impredecible.

Para poder desplazarse en la montaña de forma segura, independientemente del instrumento utilizado, es necesario tener algunos conocimientos específicos del terreno en que nos vamos a mover y dominar una serie de técnicas.

El origen de las raquetas de nieve

Las raquetas son uno de los medios tradicionales de locomoción utilizado para el desplazamiento sobre la nieve blanda, superficie en la que la progresión sin estos elementos auxiliares resulta muy lenta y costosa físicamente.

Su origen no es exactamente conocido, las primeras noticias que tenemos sobre el uso de este material se remontan a unos 4000 años antes de Cristo, en Asia Central, donde eran utilizadas para sus desplazamientos por las tribus nómadas de estas regiones.

Se piensa, con buen criterio, que los primeros pueblos que se trasladaron de Asia Central a América de Norte por la ruta de Bering utilizaron este elemento en su viaje.

Una vez que llega a Norteamérica su uso se extenderá por todo lo que es Alaska y Canadá.

En Europa también se han venido utilizando en épocas pasadas, evidentemente con un carácter utilitario y no recreativo, concretamente en los Alpes y Pirineos.

Pero aquí las raquetas fueron adaptadas al nuevo tipo de terreno, que contaba con fuertes pendientes, por lo que se modificó su forma y tamaño, haciéndose más pequeñas y redondeadas.

Las raquetas originales eran alargadas, tenían una estructura hecha de madera que sujetaba un correaje hecho de cordeles de cuero trenzados y con la parte delantera en forma de espátula.

En la actualidad, aunque existen diferentes modelos de raquetas, de forma genérica se puede describir con bastante exactitud cómo es una raqueta y los elementos que la componen.

Siempre constará de una carcasa, la raqueta en sí misma, y los crampones, unos pequeños elementos incorporados a las raquetas con la intención de facilitar la progresión en tramos con nieve dura o con una pendiente pronunciada.

Es de vital importancia señalar que, a pesar de su denominación, estos elementos antideslizantes, nada tienen que ver con los auténticos crampones, utilizados para el desplazamiento por superficies heladas.

El uso inapropiado de las raquetas puede conducirnos a situaciones de auténtico peligro, pues estos elementos no están diseñados para salvar fuertes desniveles y, menos aún, para superficies duras y deslizantes.

 

Y ahora que ya os habéis familiarizado un poco más con este material, ¿qué tal planear una excursión con raquetas con vuestro grupo scout?

Vía efdeportes