Los chicles se han convertido desde hace tiempo en una fuente de contaminación y en la causa de infecciones estomacales y respiratorias. Además, han ocasionado daños a las calles, pavimentos, a la imagen de las ciudades y al medio ambiente.

Al ser una goma, el proceso de degradación del chicle es muy complejo y tarda varios años en desintegrarse por completo.

En Singapur, por ejemplo, se prohibió la venta de este producto por condenarlo como objeto de “daño público”, ya que el gobierno afirmaba que además de exponer la salud de la población, se invertía mucho dinero en despegar los chicles de las paredes de las calles, el metro, asientos, el suelo, o en cualquier lugar donde la goma de mascar se haya quedado pegada.

Al conocer esta situación que se vive sobre todo en las principales ciudades del mundo, una ciudadana de Reino Unido llamada Anna Bullus decidió emprender una acción para tratar de solucionarlo.

En el Reino Unido, las ciudades invierten un poco más de US$ 231 millones cada año para quitar el material pegajoso de las aceras, paredes y cualquier lugar escondido en el que alguien podría abandonar un chicle.

Anna estudió Diseño 3D en la Universidad de la Facultad de Artes y Humanidades de Brighton y propuso una solución que comienza a tener una presencia rosada y redonda en Londres: “Gumdrop”.

 

¿Qué es Grumdop?

Se trata de un contenedor hecho con chicle reciclado, para que las personas puedan desechar sus gomas de mascar. A su vez el material del mismo tacho puede utilizarse para otras cosas, por lo que el reciclaje se realiza nuevamente.

Gumdrop para recliclaje de chicle - Scouts MSC

“De repente me di cuenta de que la goma de mascar es ya una goma y el caucho puede ser reciclado y convertido en otras cosas, así que ¿por qué no los chicles?”, cuenta Anna.

Para motivar a la gente, Anna propuso colocar en diversos puntos de la ciudad unos pequeños y coloridos contenedores donde se pudieran recolectar las gomas de mascar.

A través de varias movilizaciones, ha logrado que la gente se preocupe por apoyar a su compañía, que utiliza las gomas para fabricar llantas, juguetes y otros productos que normalmente se elaboran con plástico.

La creativa diseñadora pasó ocho meses en un laboratorio, recolectando chicles viejos de todas partes para trabajar.

Después de un tiempo, fue capaz de convertir la goma vieja en un nuevo material, conseguir que se haga una espuma y extraer un material que bautizó como ‘Bullus Recycled Gum Polymer’ (Polímero de chicle reciclado Bullus).

Esta es la sustancia que utiliza para hacer los contenedores de burbujas de color rosa, que se probó por primera vez en las calles de Londres a principios de 2010.

Cuando los contenedores están llenos, se reciclan en nuevos BRGP, que a su vez se convierten en más contenedores y en otros productos.

Gumdrop para recliclaje de chicle - Scouts MSC

Anna ya ha pasado a fabricar otros productos que exploran la aplicación de este material único y sus muchas oportunidades de sostenibilidad inherentes. En una entrevista hecha por el diario inglés ‘The Guardian’ Anna Bullus dijo que la gente a su alrededor pensaban que estaba loca y que su propuesta era algo asquerosa.

“Lo sorprendente es que puedes usarlo para cualquier producto de plástico”, dijo Bullus. “Me encantaría hacer algo como botas impermeables, por ejemplo… botas de goma, literalmente”.

La filosofía de Anna es que “los materiales y los procesos deben entender completamente el fin de impulsar propiedades para lograr la innovación y sin pérdida de calidad.

 

Los problemas están allí sólo para ser superados por un diseño sencillo, inteligente y cómodo, que reconoce las tendencias sociales y ambientales diarias.

 

 

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Información vía La BioGuía