El papa Francisco, según dicen los que le conocen, dará mucho que hablar y ya lo está dando.
Tiempo al tiempo.
Tiempo tendremos de hablarlo gratis y tiempo habrá de acordarse de aquello de que hablen de uno aunque sea mal, porque la novedad, en este mundo mediático virtual, dura más o menos lo que un pastel a la puerta del colegio.
Y hablando de novedad, muchas fueron las voces que pidieron un papa joven, que los eligen a todos muy mayores y esto de la Iglesia es una gerontocracia.
Pero esto de los ‘gerontes’, o sea, de los viejos, tampoco es lo que era y hay algunos que se conservan muy bien y por muchos años.
Ciertamente, como seres pluricelulares que somos, los viejos estamos más cerca de morirnos que los jóvenes, salvo casos de accidentes, enfermedades raras, guerras, terrorismo, accidentes de trabajo, violencia callejera, sobredosis y otras causas de muerte que no entienden de edad.
Hay algunas facultades humanas, de tipo espiritual, que no siempre destacan en un cuerpo joven, fuerte, guapo y con dinero.
Siempre recordaré al contingente de ciento cuarenta jóvenes scouts portugueses que acudieron en 1985 al Rover Ibérico que celebramos en Hoyos del Espino, en el campamento que fue del Frente de Juventudes y luego de la OJE, con ocasión del Año Internacional de la Juventud.
Venían acompañados por varios sacerdotes jóvenes y uno mayor, el P. Freitas.
Estaba este sacerdote anciano más cercano a los jóvenes y era más apreciado que los otros.
Ya ha dicho el papa Francisco que no se debe desaprovechar la experiencia y la sabiduría de los viejos, que tienen mucho que aportar a los jóvenes y deben hacerlo.
Pero es que, además, el hecho de elegir un papa anciano, aunque esté bien de salud por más que le falte un pulmón desde hace cuarenta y seis años, es una garantía objetiva de rejuvenecimiento.
Suponiendo que la Iglesia deba rejuvenecerse, puede ser mejor elegir un papa mayor que uno joven, porque hay más garantía de un cambio relativamente rápido por razones de edad.
Y, según dice el dogma del progreso, los cambios rápidos favorecen más el rejuvenecimiento que los mandatos muy prolongados.
Ironías de la Biología.
O del Espíritu Santo, vaya Vd. a saber.
Antonio Matilla, sacerdote.
Consiliario General del Movimiento Scout Católico