Entrevista a Salvador Pueyo, miembro de la Red por el decrecimiento.
¿Cómo surge la Teoría del Decrecimiento?
Como pasa con cualquier corriente de pensamiento, los orígenes no están muy bien definidos.
Podemos decir que surge de la mano de un economista de los años 70, que se llama Nicholas Georgescu-Roegen, que es quien dijo por primera vez la palabra decrecimiento y escribió un libro que se llama Mañana, el decrecimiento , el cual inspiró en gran parte todo lo que después se denominó economía ecológica.
Fue en este marco en el que se desarrollaron muchas ideas que ahora llamamos de decrecimiento. Hace pocos años un economista francés, Serge Latouche, escribió un libro en el que popularizó la palabra. A partir de aquí se formo un movimiento social en Francia y después se ha extendido a otras zonas como Italia o Catalunya.
¿Qué defiende esta teoría?
Se basa en la constatación de que estamos en un sistema económico que para funcionar necesita que aumente constantemente el nivel de consumo pero que esto no es posible porque en el planeta en el que vivimos tiene recursos limitados.
Y estamos chocando con estos límites. Cada vez hay más problemas para suministrar petróleo, estamos en una crisis alimentaria que también conjuga toda una serie de problemas que tienen relación con los límites.
Se notan cada vez más los síntomas del cambio climático. Lo que se propugna desde el decrecimiento es una reducción del consumo y una organización de la producción de una forma ordenada, equitativa y democrática.
Si comparáramos comparamos con un avión que se queda sin combustible con la Tierra entenderíamos no podemos mirar a otro lado mientras se está cayendo, tenemos que aterrizar lo mejor posible.
¿Cómo hemos llegado a esta situación?
El modelo actual se basa en intereses de algunas personas pero colectivamente no se decide el uso de los recursos naturales.
Además, es un modelo que planifica solo a corto plazo pero no se tiene en cuenta qué pasará dentro de 15 o 20 años. También hay mucha publicidad que convence a la ciudadanía para que imite ese modelo de consumo.
Entonces, la solución ¿es un cambio en el modelo de consumo?
Hace falta que consumamos menos, pero también que consumamos distinto y que lo que consumamos esté producido de manera diferente. Por ejemplo, respecto a la energía, hace falta que consumamos menos pero también que hayan más energías renovables.
¿Qué acciones prácticas impulsáis?
Nos dirigimos a la sociedad en general. Intentamos hacer cosas directamente sin esperar a que pase necesariamente por los políticos. Por una parte, hacemos difusión de ideas y por otra, llevar a la práctica alternativas en diferentes ámbitos.
A nivel individual, es necesario que cambiemos las pautas de consumo. A nivel de pequeños grupos, estamos de acuerdo con las cooperativas de consumo y nos agradaría que hubiesen más. Nos gustaría impulsar redes de intercambio que tengan algo más de alcance.
También hay un tercer nivel que se llama “ciudades en transición” que queremos importarlo aquí desde experiencias que surgen sobre todo en Irlanda e Inglaterra.
Se trata de ciudades de unos miles de habitantes que se plantean que toda la población avance gradualmente hacia otra forma de funcionar en la línea del decrecimiento. En estos casos, es importante tener la complicidad de los ayuntamientos.
¿Qué les recomendarías a los scouts para que actúen en torno a esta línea?
Creo que tiene mucho en común porque impulsan valores como la solidaridad y el respeto por la Naturaleza. La relación con la naturaleza, aparte de ser algo bonito, es indispensable y si la maltratamos se volverá contra nosotros.
¿Qué hace falta para conseguir un cambio en la línea que proponéis?
Hay problemas que se están viendo tan reales que incluso colectivos que antes estarían en contra ahora lo ven claro. Cada vez más gente está ilusionada con aprovechar la evidencia de que hay que hacer algo nuevo. Tenemos que cambiar principios de la economía competitividad solidaridad
¿Esto se aplica igual a los países del Sur?
No decimos que alguien que vive en la miseria deje de consumir lo poco que tienen lógicamente. Lo que tendríamos que hacer los países del Norte es dejar de explotar sus recursos naturales.
¿Cómo podemos conseguir cambiar las rutinas?
Queremos concienciar a la gente sobre la idea de que este modelo que se supone que nos hace tan ricos, no nos da la felicidad.
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