Los tres días de convivencia scout en todos los aspectos: caminar juntos, compartir juntos, rezar juntos, explorar juntos… han servido para reforzar nuestra identidad como scouts católicos y como personas que no se conforman con dejar pasar la vida sin hacer cosas por los demás.
Scouts del grupo Sant Yago (Cáceres), grupo Amanecer (Plasencia) y grupo Aquae (Alange), representando a las tres diócesis extremeñas, nos dimos cita en el estadio municipal de fútbol de Logrosán (Cáceres), para comenzar la Ruta Scout a Guadalupe.
Todo comenzó una mañana de sol.
Tres grupos scouts que apenas habían mantenido relación de actividades de campo, se dieron cita el día 6 de septiembre a la hora convenida.
Fue un día intenso, bajo la fuerza del sol y del escultismo, que sirvió para estrechar los lazos y descubrir los paisajes entre Logrosán y Cañamero.
La tarde en la localidad y la celebración de la velada puso fin a la primera jornada del camino, un camino que es algo más que una ruta: se ha convertido en una peregrinación.
La denominada ‘Ruta de Isabel la Católica’ marcó la segunda jornada de la actividad.
La llegada a Guadalupe puso fin a la parte más natural de la actividad.
Todos los participantes cumplieron con creces las expectativas, en especial, castores y lobatos, que anduvieron muy rápido y sin que ninguna queja escapara de sus labios en los dos días de caminata.
Y llegó el sábado día 8 de septiembre, fiesta de la Natividad de la Virgen y que en 1983 fue declarado Día de Extremadura.
Tras una noche en la Puebla de Guadalupe (que así se denomina la localidad), los participantes en la Ruta encaran su última jornada, alojados en el recinto del Monasterio y deseosos de ayudar al esplendor del día.
El servicio, así, se revela como una de las más importantes tareas de un scout; un servicio desinteresado, callado, discreto y eficaz.
El servicio, como pusimos de manifiesto este día, no entiende de edad.