Los scouts hemos desarrollado papeles a lo largo de la historia.

En esta caso viajaremos por el tiempo a Polonia a inicios de 1940, cuando fue invadida y apareció el Campo de Concentración de Auschwitz.

En esta época aparecieron scouts de Polonia bajo el nombre clave de WAWER.

Esta historia es una buena lección de cómo los scouts polacos dieron un ejemplo de servicio durante la ocupación nazi en la segunda guerra mundial, aún a riesgo de sus vidas.

Estos eventos están tomados de las memorias del general polaco Bor Komorowski, quien al igual que muchos otros, sentía gran admiración por estos “Partisanos Scouts”.

“No había nada que los alemanes desearan tanto como explotar al máximo su poder sobre el débil.

Y no había nada que los pusiera tan furiosos como una burla pública a sus expensas.

Replicar a su sistema de terror con una burla, era bastante para enfurecerlos.

Ridiculizarlos era nuestra misión más importante en la guerra psicológica.

Hasta teníamos una dependencia especial en el ejército para encargarse del asunto.

Esta dependencia consistía en los scouts y llevaba el nombre clave de “WAWER”.

Uno de los jueguitos más graciosos de la “Wawer” tuvo lugar en el invierno de 1942.

En el corazón de Varsovia se erguía la estatua de Copérnico, del escultor danés Thorwaldsen.

En la base del monumento había una placa con la inscripción: “A Copérnico. De sus compatriotas”.

Los alemanes la quitaron y en su lugar pusieron otra que decía: “Al gran astrónomo alemán”.

Un día, un grupo de Rovers disfrazados monos de trabajo y sus herramientas, se aproximaron a la estatua.

Con gran calma y despreocupación arrancaron la placa que habían puesto los alemanes y se la llevaron.

Tres semanas pasaron antes de que las autoridades alemanas notaran que la placa había sido retirada.

Entonces apareció una proclama firmada por el gobernador alemán.

Estaba formulada en el acostumbrado estilo pomposo alemán y decía:

«Recientemente, elementos criminales quitaron la placa que había sido puesta al pie de la estatua de Copérnico, por razones políticas.

Como represalia, he ordenado quitar el monumento a Kilinski.

Al mismo tiempo, os hago la franca advertencia de que si actos como el presente vuelven a perpetrarse, ordenaré la suspensión de todas las raciones para la población polaca de Varsovia durante una semana».

Kilinski había sido zapatero, que dejó su humilde trabajo para convertirse en líder del pueblo durante el sitio de la ciudad por los invasores rusos en el año de 1794 y siempre había sido un líder popular entre los artesanos de Varsovia.

Unos días más tarde su estatua fue arrancada del pedestal y puesta, temporalmente, en los subterráneos del Museo Nacional.

Al día siguiente, los que pasaban frente al Museo podían ver una inscripción que, pintada en alquitrán sobre los limpios muros, decía:

«Pueblo de Varsovia, aquí estoy. Firmado Jan Kilinski».

Una semana más tarde, los tableros de avisos ostentaban un nuevo anuncio, idéntico al formato de Fischer, el gobernador alemán.

Firamdao Fischer, Gobernador de Varsovia

El texto rezaba:

«Recientemente, elementos criminales, quitaron el monumento de Kilinski por razones políticas.

Como represalia, he ordenado la prolongación del invierno en el frente oriental ruso por el término de dos meses. Firmado Nicolás Copérnico»

Por extraño que parezca, el invierno aquel año duró mucho más de lo corriente y fue causa de que los alemanes no pudieran realizar sus planes para una ofensiva de primavera en el frente oriental ruso.

Vía Historia de los scouts