Es bien conocido que la naturaleza se comporta de manera completamente distinta cuando se oculta el sol.
Si bien en la oscuridad se presentan en realidad mayores peligros, esta es una de las principales razones para activar y desarrollar mejor otros sentidos como el olfato y el oído.
El comienzo de las caminatas de senderismo nocturno es una parte importante casi vital para el resto de la actividad.
La entrada en calor es la base principal para realizar este deporte sin problemas, ya que por la noche la temperatura siempre descenderá, algunas veces bruscamente.
Si se hace una buena entrada en calor, pronto el cuerpo podrá adquirir una temperatura adecuada para realizar toda la travesía sin problemas, por lo que el frío no será una dificultad demasiado grande.
Lo importante es mantener el ritmo de caminata para que la temperatura del cuerpo se mantenga a un buen nivel.
Precisamente relacionado con el tema de la temperatura, es imprescindible llevar siempre ropa de abrigo, también en verano.
Incluso una manta térmica, de estas plegables no ocupan nada de espacio, nos irá muy bien en caso que surja cualquier imprevisto.
Y no estará de más llevar puesta alguna prenda u objeto reflectante.
Por otro lado, es obvio que la luz no será la protagonista de nuestra marcha…
Salvo que tengamos una impresionante luna llena en el firmamento, hecho que nos permitiría prescindir del frontal en algún momento, tenemos que llevar luz artificial.
Los frontales son ideales, pues producen un foco de luz muy potente y permiten tener las manos libres.
En cualquier caso, tenemos que extremar las precauciones.
Estar más atentos a los ruídos, a dónde ponemos los pies y a las señales que marcan el camino se convierto en algo imprescindible.
Igualmente, conocer el camino o llevar unos buenos mapas (¡y usarlos!) es obligatorio, pues de sin luz es más fácil desorientarse.
Y ya sabéis, siempre, siempre, sea de día o de noche, avisad a alguien (familiares, amigos, vecinos…) de que vais de excursión y en qué zona lo hacéis.
Foto vía tendencias.as