Dedicamos gran parte de nuestras horas semanales a los scouts.

Montamos unas excursiones y campamentos que son la envidia de cualquiera.

Somos adultos y jugamos como niños.

Somos gente responsable, motivada, con iniciativa y valiente.

Trabajamos con ilusión y asumimos nuestro compromiso.

Creemos en la posibilidad de mejorar este mundo.

Nuestra mayor recompensa es ver como nuestras horas de dedicación dan sus frutos y nuestros chavales están contentos y felices.

Y la respuesta es no, no cobramos dinero por ello.

¿Dinero?

Quién quiere dinero cuando un castor te pide un abrazo porque le duele la tripa.

Quién quiere dinero cuando un lobato se te tira encima para que juegues con él.

Quién quiere dinero cuando un ranger te agradece que le hayas apadrinado en su promesa.

Quién quiere dinero cuando un pionero te pide ayuda porque eres uno de sus referentes.

Quién quiere dinero cuando un ruta te confiesa que tiene miles de dudas sobre su futuro y te pide consejo.

¿A caso el dinero puede suplantar todo esto?

Y claro, por esto y por 8 motivos más, ¿quién puede resistirse a enamorarse de un scout?

Foto vía GS Sayela