1. Tu pañoleta tiene la forma de tu cuello. Además, existe la versión invierno (cuando hay que combinarla con el uso de bufanda y chaqueta) y la versión verano

2. Te pasas toda la semana contando cuántos días faltan para el sábado.

3. Te pones triste cuando regresas de campas y lo único que te hace sentir bien es ver una y otra vez los centenares de fotos.

4. Sueñas con crear un mundo mejor.

5. Puedes pronosticar fácilmente quién lavará la olla del puré en campas, quién se escabullirá y quién recibirá todas las picaduras de mosquito.

6. Eres experto en hacer dormir a los castores, jugar al pilla-pilla con los lobatos, aconsejar a los rangers, seguir el enérgico ritmo de los pioneros y guiar a los rutas.

7. En tu armario tienes «El rincón scout», con la camisa, pañoleta, mochila, insignias…

8. Nada te asusta, ni el pronóstico del tiempo ni una alta montaña ni nada… porque sonríes ante las dificultades 🙂

9. En los campas se genera un vocabulario con las frases estrella y, cuando regresas, puedes hablar y tener conversaciones con sentido usando sólo estas frases.

10. Cuando regresas de un encuentro, nacional o internacional, a tu móvil le falta memoria para guardar todos los nuevos números de teléfono de la cantidad de gente que has conocido.

11. Cuando ves alguien con pañoleta en un lugar inesperado, tienes tal alegría que no te puedes contener y le preguntas de qué grupo es.

Y, ahora, ¿padecéis más de tres síntomas de esos?