1. En primeros auxilios

En la naturaleza generalmente siempre estamos expuestos a sufrir raspones, rasguños o heridas graves.

Dada esta situación la resina de pino nos resultará ideal para utilizarla como “pomada” y detener el sangrado, incluso puede inhibir el crecimiento y la propagación de bacterias.

2. Impermeabilizar y reparar equipo

Un simple método para conseguir que nuestro equipo sea a prueba de agua, consiste en tomar un poco de resina y colocarla sobre éste.

Si queremos cruzar un río y queremos proteger los farolillos, con la capa de resina os aseguráis que su funcionamiento continúe.

En el caso de tener que reparar equipo, como una tienda de campaña dañada, agujeros en las botas… Será necesario tomar un recipiente, ponerlo a calentar hasta que la resina se encuentre líquida y, una vez en este punto, se deberá colocar sobre la superficie que se desee reparar.

3. Iluminación

Con un poco de resina conseguiréis improvisar una excelente “antorcha” para iluminar hasta la noche más oscura.

Lo que debéis hacer es conseguir un recipiente metálico que se pueda exponer a altas temperaturas.

Después colocad la resina y un pedazo de tela (esta debe estar previamente en contacto con la resina).

4. Improvisar pegamento

Para conseguir esto se debe calentar la resina hasta que quede líquida.

Después tomaremos un pequeño trozo de carbón de la fogata (frío) y lo aplastaremos hasta dejar “polvo”.

Lo juntamos con la resina caliente y lo mezclamos perfectamente.

De esta forma obtendremos un potente pegamento que puede ser utilizado en muchas situaciones de supervivencia, como bien podría ser para fabricar anzuelos, pegar suelas de las botas, etc.

5. Encender una fogata

Para encender la fogata en un clima húmedo, lo mejor será sustituir en gran parte el uso de yesca por resina.

Lo que se debe hacer es buscar las ramas más delgadas y secas, ponerles una ligera capa de resina y dar el chispazo.

Vía Revista Azimut