Tengo un pequeño ejemplo de cuando estuve la última vez en Canadá.

Un ejemplo de como un scout es digno de confianza y no un tonto.

El tren en el que estaba viajando se detuvo en una estación, por unos minutos, en la noche.

Yo quería algo de comida, por lo que le pedí a un scout que se encontraba en el andén que tratara de conseguirme una taza de café.

Había una multitud y no se veía una tienda que vendiera comida.

Justo cuando el tren se movía para salir de la estación, mi scout vino corriendo a lo largo del andén para llegar a mi vagón, que estaba en la parte del frente del tren.

Sólo me encontró para decirme: «Tu café está en el último vagón».

El scout sabía que sólo tenía tiempo de poner la taza en el último vagón y corrió a decírmelo.

Un tonto, si hubiera tenido éxito en conseguir el café, habría corrido a lo largo del tren para dármelo.

Derramándolo todo.

Extraído del libro «Qué pueden hacer los scouts» y Grupo Scout Sayela