Los rutas que participaron en la Trucada 2011 nos cuentan, como si de un viaje a Brownsea se tratará, su experiencia en este encuentro.
El sábado día 19 de marzo un vuelo de la famosa y reconocida compañía aérea Clacairs lleno de Rutas despegó desde el aeropuerto internacional de San Mer con destino en la isla de Brownsea. Entre las 9 y las 10 de la mañana todos los pasajeros de grupos de la demarcación fueron llegando al aeropuerto para embarcar. Los operarios de Clacairs los esperábamos con deleite y después de pasar el control, el viaje comenzó.
Tras el despegue y durante toda la mañana, la tripulación participó en los juegos de conocimiento para comenzar a aprendernos los nombres, pensad que era un avión con 43 plazas para Rutas y 15 para animadores.
Después de comer hubo un rato libre para tocar la guitarra y tomar el sol. Después tocaba un taller de risoterapia para hacer que el largo viaje fuera más ameno, ¡Las mandíbulas nos quedaron desencajadas de tanto reír! Luego, era la hora del concurso de proyectos. Cada unidad de Rutas explicó en qué consistía su proyecto y la verdad es que todo el mundo quedó maravillado con los proyectos que había. Mediante una votación, se eligieron los tres proyectos ganadores, que recibieron un pequeño regalo.
Cuando oscureció tocaba empezar a cenar. Era de noche, pero teníamos un gran foco: la luna, que aquella noche estaba más próxima a la tierra que nunca.
Después de cenar nos esperaba un concierto a cargo de Guillermo Bitlloch que nos hizo bailar mucho al ritmo de sus canciones. A continuación, la típica recena y un poco de juerga antes de ir a dormir. A la mañana siguiente, ya nos despertamos en la isla de Brownsea, el vuelo ya había llegado a su destino.
Hicimos un juego de orientación para conocer un poco la isla que, por cierto, estaba bastante embarrada y para encontrar el Tesoro de Baden Powell, que estaba escondido. Una vez superadas todas las pruebas del juego de orientación, descubrimos dónde estaba el tesoro, pero un terrorista nos pasó delante y lo había robado. Para descubrirlo, jugamos al Lobo, y lo conseguimos recuperarlo.
El terrorista nos enseñó el tesoro, un escrito de Baden Powell sobre los valores del escultismo. Entonces nos quedaba la última comida en la isla de Brownsea, evaluación de todo el viaje en general. Algunas actividades gustaron más que otras, pero en general no es ningún disparate decir que todos los rutas se lo pasaron en grande disfrutando y los de la Claca organizándolo.