«Somos 10 pioneros, junto con sus dos resposables, del Grupo Scout St. Pierre-le-Jeune de Strasbourg, que del 12 al 28 de julio vivimos una experiencia inolvidable en un barco y a toda vela».

Para conocer su historia, nos tenemos que remontar un par de años atrás…

«En julio de 2010, algunos pioneros participaron en la Cité-Cap, un encuentro nacional de pioneros que se celebró cerca de Burdeos. Los scouts marinos celebraban el centenario de su movimiento.

La presencia de 1.000 de estos scouts, inconfundibles con su uniforme, sus historias, sus embarcaciones, los kayaks con velas ligeras… nos hicieron soñar.

Y así fue como surgió la idea de organizar un campamento relacionado con el mundo marino y… ¡a bordo de un barco!

Sin embargo, no pudimos realizar este sueño el año siguiente, el 2011, porque el verano de este año decidimos participar en la 22º Jamboree Scout Mundial.»

Pero, como os podéis imaginar, la historia no acaba aquí: en septiembre de 2011, volvieron las inquietudes por cumplir este sueño.

«Más adelante, vimos la posibilidad de aportar una dimensión humana a nuestro proyecto inicial y únicamente deportivo. ¿Y si aprovechábamos para promover la ONG ShelterBox?

La misión de esta ONG, de la cual SGDF es socio desde julio de 2011, es intervenir en caso de terremotos, inundaciones, huracanes, guerra, erupciones volcánicas y otras situaciones de urgencia y proporcionar material, cobijo y ayuda necesaria.»

Cada vez iban precisando y detallando su proyecto.

A partir de este momento, empieza una larga preparación de un año para atar todos los cabos.

«Convencer Gérard Studer, Delegado General Adjunto de ShelterBox Francia (natal de Strasburgo) fue nuestro primer objetivo, él sería de gran ayuda.

Y así fue. Obtuvimos una respuesta positiva y rápidamente nos ayudó con este proyecto.

Puso a nuestra disposición todo el material necesario y nos abrió las puertas a su red de contactos, también la internacional.

Y luego tuvimos que pensar en el tema financiero.

No queríamos que nuestras familias tuviesen que pagar más que por un campamento tradicional.»

Por eso, se movilizaron durante todo el año para conseguir dinero y así cubrir los gastos adicionales.

Aunque la financiación no era lo más importante…

«Lo más importante era planificar el campamento considerando todos los detalles.

Buscar alojamiento, reservar billetes de tren, aprender de memoria el mapa de las redes de autobuses, los horarios, rutas, tarifas, tener en cuenta el proyecto pedagógico, organizar la agenda de actividades…

Gracias a la creación de un grupo cerrado en Facebook, podíamos seguir de forma instantánea el progreso de nuestro programa y las últimas novedades del proyecto.»

 

Y a partir de este momento sí, los Pioneros franceses ya podían empezar su ruta con una primera parada con ShelterBox:

«El 12 de julio, ¡por fin!, partimos hacia la Bretaña, donde nos reunimos con ShelterBox.

Entre otras actividades, explicamos de una forma lúdica y mediante un juego cómo actuar en caso de catástrofes naturales, como incendios, terremotos, inundaciones o nubes tóxicas».

Todo marchaba muy bien, pero el 19 de julio su travesía en barco se puso en peligro…

«Nuestra aventura había llegado a su fin porque Denis, nuestro responsable, tuvo que ser hospitalizado a causa de una reacción alérgica por una picadura de mosquito.

¡Sin él no podíamos seguir! Estella, responsable también, no tenia licencia de campo.

Intentamos buscar una solución.

Nuestros padres confiaban en nosotros, nos habían visto preparar este proyecto y nos veían capaces de llevarlo a cabo.

Nos animaron mucho por teléfono e Internet.

¡Todo el mundo estaba movilizado!»

Y la confianza y los ánimos dieron su fruto.

Finalmente, Olivier, responsable de Grupo, acudió al rescate.

«Abandonando» mujer, hijos y vacaciones, subió a bordo del sueño de los Pioneros.

Del 20 al 26 de julio se lo pasaron a bordo del Pedro Doncker, un barco «magnífico», según lo definen ellos mismos.

«La tripulación era muy simpática y… ¡políglota! Holandeses, alemanes, polacos, italianos…

Algunos hablaban francés, pero decidimos comunicarnos en francés o en alemán».

Desde luego, un excelente ejercicio para practicar idiomas.

Para muchos de ellos, era la primera experiencia en el mar…

«Al principio, más o menos todos estuvimos mareados a causa de los movimientos del barco, pero al final ya estábamos todos habituados.

Durante una semana, nos dividimos en tres grupos y, durante tres horas, nos ocupábamos de distintas tareas del barco.

Aprendimos cómo era la vida a bordo, a leer mapas, a subir velas…

Y también tuvimos la ocasión de tocar tierra en Cherburgo, Ostende y Scheveningen para repostar o pasear por la playa.

Nuestro capitán decidió navegar día y noche.

La navegación nocturna es algo excepcional.

Pudimos ver las brillantes luces de las costas inglesa y francesa y también otros barcos.

La última noche a bordo fue memorable».

 

Una gran experiencia relatada en primera persona.

¿Quién no se anima con un proyecto así?

Vía Pioneros del Grupo Scout St. Pierre-le-Jeune de Strasbourg