Tienes algo que hacer los sábados.

Encuentras a personas que realmente valen la pena.

Vas a campamentos.

Seguro que tu mejor amigo también es scout.

Aprendemos algo nuevo, enseñamos algo a los demás…

Los más pequeños te ven como un ejemplo a seguir y tú también tienes un ejemplo a seguir…

Te encariñas de tu patrulla o rama como si fueran de tu familia.

Tu responsable es como como tu hermano mayor….

Cuando vas a un lugar te da igual mojarte en la lluvia, embarrarte… ¡un campamento es lo mejor!

Cuando explicas tus aventuras scouts, todos te escuchan y se quedan con la boca abierta.

No te importa escuchar una orquesta de ronquidos dentro de la tienda.

Cuando te sientes mal, siempre hay alguien ahí.

Siempre hay alguien que sabe tus secretos.

Siempre hay alguien que te quiere.

Te gusta ver como alguien nuevo llega a tu grupo scout.

En un campamento te duermes a las 4 de la mañana y a las 7 ya estás despierto.

Cantas y gritas hasta más no poder.

Tienes amigos de todas las edades y de diferentes países y ciudades.

Conoces gente de otros países y terminas queriéndolos y extrañándolos habiendo estado sólo 3 o 4 días con ellos.

Te haces fotos de grupo, en las que el que saca la foto lo hace con 10 o 12 cámaras…

Tienes anécdotas para toda la vida…

Los campamentos empiezan antes de estar en el lugar, organizando todo para salir…

No soportas que nadie hable mal de tu grupo.

Te pones a leer esto y te das cuenta que todo lo que se dice simplemente es verdad.

En resumen, ser scout es un sentimiento que sólo se puede descubrir si participas de este movimiento.

Cada día en el mundo somos más los que lo queremos modificar.

Vía Medalla Milagrosa y foto SCyL