¿Por qué la educación debería ser un trabajo en equipo?

1. Porque, si trabajamos en equipo, lo que no veo yo lo ves tú o lo ve ella, y lo que no ves tú ni ella lo veo yo. Y así mejoramos todos.

2. Porque uno se forma en nuevas tecnologías, otro actualiza sus lecturas sobre neurociencia, un tercero trabaja en la gestión de conflictos y un cuarto ha hecho un mapa mental de las reglas de acentuación, con lo que todos nos enriquecemos mutuamente.

3. Porque los profesores deben compartir no sólo ciertas normas, sino también cierta longitud de onda para que el efecto de su trabajo sea más consistente y profundo en los alumnos.

4. Porque conocer bien a los alumnos de cuatro o cinco grupos de 35 o 40 chicos de secundaria es imposible sin ayuda mutua.

Y no conocerlos es uniformizarlos y, por lo tanto, ir muchas veces a ciegas y dilapidar su potencial de aprendizaje.

5. Porque la educación tiene un alto ingrediente psicológico y emocional que un profesional por sí solo no siempre puede objetivar con solvencia.

Si educar fuera solo transmitir objetivamente contenidos, ni necesitaríamos trabajo en equipo ni necesitaríamos equipos.

Bastaría con contenidos bien planteados.

Pero me temo que esto va de personas (jóvenes, para mayor desafío).

6. Porque todos los profesores deberían tener un espejo en el que mirarse a sí mismos y un buen escaparate en el que mirar a los demás.

Necesitamos evaluación y emulación, no el espejo de la madrastra de Blancanieves para que nos diga lo guapos que somos.

7. Porque el entorno de desempeño profesional, entre las cuatro paredes de un aula, es muy poco transparente, demasiado cerrado, lo que impide conocer experiencias facilitadoras o inspiradoras llevadas a cabo por otros profesionales.

Algún día habrá que refutar el concepto de la libertad de cátedra de algunos docentes, más parecido a la patente de corso y al oscurantismo profesional que a la original idea protectora de la libertad intelectual.

8. Porque los conflictos que inevitablemente surgen en el aula generan ansiedad y estrés profesional, además de un notable sentimiento de aislamiento psicológico, que conviene romper, simplemente para trabajar más a gusto.

Por no hablar de cuando se necesita ayuda exterior para canalizar situaciones conflictivas.

9. Porque los profesores no se sienten respaldados en absoluto por la Administración, así que no está nada mal que, mientras se alinean esos planetas administrativos, se apoyen unos a otros, profesional y humanamente.

Y para que eso sea así, no basta con saludarse cordialmente por los pasillos a la carrera entre clase y clase.

10. Porque el trabajo del héroe solitario puede estar bien para Batman, pero acaba con la vocación de los profesores.

El sentimiento de soledad y abandono es diabólico y contribuye a la degradación profesional de cualquiera.

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Vía El País