Esta es la historia de una madre y su hijo, Zack, que sufre síndrome de Asperger, una clase de autismo.
Zack empezó a como castor (Beavers) y después pasó a Lobatos (Cubs) y todo iba genial: se sentía a gusto, participaba activamente en las actividades, se relacionaba bien con sus compañeros…
Pero a medida que se hacía mayor, se sentía cada vez más desubicado, hasta el punto de pasarlo mal, así que decidieron dejar de ir cada sábado con los scouts.
Su madre creía que un entorno como el que ofrece el escultismo es un muy bueno para niños que padecen algún tipo de trastorno dentro del aspectro autista, pues se trabaja de una forma estructurada y con un programa bien pautado y organizado, algo muy importante para chicos como Zack.
Sin embargo, a menudo falta conocimiento y sobre todo formación respecto este tema, hecho que dificulta la tarea educativa de los responsables.
Siendo consciente de esta realidad, la madre de Zack decidió ayudar a los grupos scouts para que pudieran seguir sus actividades con chavales que padezcan algún tipo de trastorno.
La historia completa la podéis leer aquí (en inglés).
¿Os habéis encontrado alguna vez con este tipo de dificultad?
¿Qué habéis hecho?
Nos lo podéis explicar mandando un correo con vuestra experiencia a comunicacion@scouts.es.
Pensad que vuestra historia puede ser de gran ayuda para muchos responsables que se encuentren en una situación parecida a la vuestra.