Con sus característicos pañuelos multicolor enroscados al cuello y sus arraigados métodos educativos, los scouts son reconocidos y reconocibles allá donde van.
Ayer, más de 300 jóvenes de las cinco agrupaciones que promueven el escultismo en Álava, reunidos entorno a la federación Euskalerriko Eskautak Araba, celebraron su gran día en la escuela Vera Cruz, en Vitoria.
Tenían la fecha marcada en el calendario, tocaba homenajear al patrón, Gorka Deuna. Y lo conmemoraron con varios actos ligados a la tierra y a la naturaleza.
Haciendo honor a la filosofía del fundador de este grupo de tiempo libre, Baden Powell, que basaba su vida en la idea de que la naturaleza «fortalece el cuerpo, abre el espíritu y poetiza el alma».
El acto tomó como punto de partida la Green Capital, un título por el que se felicitan, aunque desde un punto de vista crítico.
«El movimiento scout está muy ligado al medio ambiente», aclara la presidenta de la federación, Janire Sáenz de Buruaga, que recuerda que este modo de vida «llegó a España hace 100 años y, de hecho, lo hizo primero en Álava antes de extenderse».
Así, el «contenido educativo» que promueven está «marcado por la convivencia con la naturaleza. Intentamos instaurar un modo de vida verde en los chavales».
Por eso, nadie mejor que ellos para analizar el título honorífico de capital verde europea del que presume la actual Vitoria de 2012.
«Celebramos que la ciudad haya logrado este galardón, pero también consideramos que es necesario observar la ‘Green’ desde un punto de vista crítico», añade Sáenz de Buruaga.
Por tanto, «creemos en cuestionarnos a nosotros mismos.
Que cada persona sea ‘verde’ o no es su decisión. Y es en lo que estamos hoy». Bajo esa tesis estaban organizadas las iniciativas «en las que promovemos el reciclaje, el amor por la naturaleza y un modo de vida saludable», explicaba.
Para predicar con el ejemplo. Los jóvenes scouts y sus voluntarios monitores se citaron a las 10.30 en las campas de Olárizu e hicieron cuatro rutas distintas.
«Cada rama -koskorrak, oinarinak, trebeak y atzokoak- ha hecho un recorrido ecológico adaptado a su edad», ilustraba la presidenta.
Ya en Vitoria, llegó uno de los momentos más emotivos. Una eucaristía, marcada por el canto, en la que se pidió perdón al Señor por «usar el coche en vez de la bici», «tirar al suelo la basura» o «no reciclar». Después tocó comer la paella que cocinaron, cómo no, los chefs de Boilur.
Los jóvenes estaban encantados. «A la mañana lo hemos pasado muy bien, en contacto con los árboles y los animales», explicaba Irati. «Nos divertimos mucho», confirmaba Jon.
Y todos, al unísono, gritaron su sentir: «¡Aupa los scout!».
Vía El Correo