La austeridad del Adviento, la advertencia de Juan Bautista, no debemos echarla en saco roto, sino utilizarla como marco para la contemplación, para atrevernos a ponernos en la piel de Dios hecho hombre, a ver qué pasa, a ver si somos capaces de meterlo en el corazón y que éste mueva nuestra vida con nueva fuerza:
Dios en el pesebre, rodeado de animales, con calor y olor naturales, sin lámparas de infrarrojos ni perfumes exóticos. Metidito entre pajas, como canta el villancico popular, que muchas veces el pueblo y su música saben leer la verdad: es el Señor de la Creación y ésta le sirve, le acuna. La paja, el buey y la mula entienden lo que pasa, los ‘intelectuales’ pagados por el poderoso Herodes, no: Dios está aquí.
Envuelto en pañales. ¡Cuánto poder emana de los pañales! El poder de ponerse en el lugar de los más pequeños, la fuerza de la fragilidad, el señorío de la humildad, la garra de lo sorprendentemente sencillo. Dios escribe derecho con pañales torcidos.
No tenían sitio en la posada. Tal vez porque no tenían los codos suficientemente afilados para abrirse paso. Hoy, muchos, desahuciados, tienen que buscar también un portal. Otros, en la prisión, en la soledad de una casa antes habitada de risas y ahora poblada por nostalgias, esperan unos ‘magos’ portadores de nueva esperanza, porque sin esperanza no hay vida humana digna. ¿No será que nos esperan a nosotros?
El ángel a José: ‘Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto’ (cf. Mt. 2, 13- 15). Sin casa, sin posada, sin pesebre, sin patria, pero unidos, en familia, como Dios mismo. Ejemplo para cada una de nuestras familias, para la gran familia de la Iglesia, para la familia de toda la humanidad. Feliz Navidad.
Antonio Matilla, sacerdote.
Consiliario General del Movimiento Scout Católico
* Y para los poco duchos en la Liturgia Católica: digo Navidad 2012-2013 porque la Navidad dura desde la Misa del Gallo del 24 de Diciembre hasta el Domingo del Bautismo del Selor, que este año próximo es el 13 de Enero…